tag:blogger.com,1999:blog-65536285567616626442024-02-21T08:18:13.823+01:00Libros-libresLa mejor literatura es gratisJavierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.comBlogger89125tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-36358651209173749882009-11-26T18:09:00.000+01:002009-11-26T18:09:40.729+01:00La literatura argentina, Derivas de la pesada, Roberto Bolaño¡Qué interesante visión de la literatura argentina la que nos da Bolaño en este texto, Derivas de la pesada, publicado tras su muerte.<br />
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<div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Es curioso que fueran unos escritores burgueses los que elevaran el <i>Martín Fierro</i>, de Hernández, al centro del canon de la literatura argentina. Este punto, por supuesto, es materia discutible, pero lo cierto es que el gaucho Martín Fierro, paradigma del desposeído, del valiente (pero también del matón), se alza en el centro de un canon, el canon de la literatura argentina, cada vez más enloquecido. Como poema, el <i>Martín Fierro</i> no es una maravilla. Como novela, en cambio, está viva, llena de significados a explorar, es decir, conserva su atmósfera de viento o más bien ventolera, sus olores a intemperie, su buena disposición para los golpes del azar. Sin embargo, es una novela de la libertad y de la mugre, no una novela sobre la educación y los buenos modales. Es una novela sobre el valor, no una novela sobre la inteligencia, mucho menos sobre la moral.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Si el <i>Martín Fierro</i> domina la literatura argentina y su lugar es el centro del canon, la obra de Borges, probablemente el mayor escritor que haya nacido en Latinoamérica, es sólo un paréntesis.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Es curioso que Borges escribiera tanto y tan bien del <i>Martín Fierro</i>. No sólo el Borges joven, que en ocasiones suele ser, en el ámbito puramente verbal, nacionalista, sino también el Borges adulto, que en ocasiones se queda extasiado (extrañamente extasiado, como si contemplara las gesticulaciones de <st1:personname productid="la Esfinge" st="on">la Esfinge</st1:personname>) ante las cuatro escenas más memorables de la obra de Hernández, y que en ocasiones incluso escribe cuentos, desganados y perfectos, argumentalmente epigonales de la obra de Hernández. Cuando Borges glosa a Hernández no lo hace con el cariño y la admiración con que se refiere a Güiraldes, ni con la sorpresa y resignación con que emplea al evocar a aquel monstruo familiar que fue Evaristo Carriego. Con Hernández o con el <i>Martín Fierro</i>, Borges da la impresión de estar actuando, de estar actuando a la perfección, por otra parte, pero en una obra de teatro que le parece desde el principio, más que detestable, equivocada. Pero, detestable o equivocada, también le parece irremediable. Su muerte silenciosa en Ginebra es, en este sentido, harto elocuente. Vaya, no sólo es elocuente, su muerte en Ginebra, de hecho, habla hasta por los codos.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Con Borges vivo, la literatura argentina se convierte en la que la gran mayoría de los lectores conoce como literatura argentina. Es decir: está Macedonio Fernández, que en ocasiones parece un Valéry porteño; está Güiraldes, que está enfermo y es rico; está Ezequiel Martínez Estrada; está Marechal, que luego se hace peronista; está Mujica Láinez; está Bioy Casares, que escribe la primera novela fantástica y la mejor de Latinoamérica, aunque todos los escritores latinoamericanos se apresuren a negarlo; está Bianco, está el pedante Mallea, está Silvina Ocampo, está Sábato, está Cortázar, que es el mejor; está Roberto Arlt, que fue el más ninguneado de todos. Cuando Borges se muere, se acaba de golpe todo. Es como si se muriera Merlín, aunque los cenáculos literarios de Buenos Aires no eran ciertamente Camelot. Se acaba, sobre todo, el reino del equilibrio. La inteligencia apolínea deja su lugar a la desesperación dionisíaca. El sueño, un sueño muchas veces hipócrita, falso, acomodaticio, cobarde, se convierte en pesadilla, una pesadilla muchas veces honesta, leal, valiente, que actúa sin red de protección, pero pesadilla al fin y al cabo, y, lo que es peor, literariamente pesadillesca, literariamente suicida, literariamente callejón sin salida.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Aunque con el paso de los años es legítimo preguntarse hasta qué punto la pesadilla o la piel de la pesadilla es tan radical como enunciaban sus cultores. Muchos de ellos viven mucho mejor que yo. En este sentido me puedo permitir afirmar que yo soy una rata apolínea y que ellos cada día se asemejan más a unos gatos angora o gatos siameses despulgados eficientemente por un collar marca Acmé o marca Dionisos, que a esta altura de la historia viene a ser lo mismo.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">La literatura argentina actual, lamentablemente, tiene tres puntos de referencia. Dos de ellos son públicos. El tercero es secreto. Los tres, de alguna manera, son reacciones antiborgeanas. Los tres, en el fondo, representan un retroceso, son conservadores y no revolucionarios, aunque los tres, o al menos dos de ellos, se postulen como alternativas de un pensamiento de izquierda. <br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">En el primero reina Osvaldo Soriano, que fue un buen novelista menor. Con Soriano hay que tener el cerebro lleno de materia fecal para pensar que a partir de allí se pueda fundar una rama literaria. No quiero decir que Soriano sea malo. Ya lo he dicho: es bueno, es divertido, es, básicamente, un autor de novelas policiales o vagamente policiales, cuya principal virtud, alabada con largueza por la crítica española, siempre tan perspicaz, fue su parquedad a la hora de adjetivar, parquedad que por otra parte perdió a partir de su cuarto o quinto libro. No es mucho para iniciar una escuela. Sospecho que el influjo de Soriano (aparte de su simpatía y generosidad, que dicen fueron grandes) radica en la venta de sus libros, en su fácil acceso a las masas de lectores, aunque hablar de masas de lectores cuando en realidad estamos hablando de veinte mil personas es sin duda una exageración. Con Soriano los escritores argentinos se dan cuenta de que pueden, ellos también, ganar dinero. No es necesario escribir libros originales, como Cortázar o Bioy, ni novelas totales, como Cortázar o Marechal, ni cuentos perfectos, como Cortázar o Bioy, y sobre todo no es necesario perder el tiempo y la salud en una biblioteca guaranga para que encima nunca te den el Premio Nobel. Basta escribir como Soriano. Un poco de humor, mucha solidaridad, amistad porteña, algo de tango, boxeadores tronados y Marlowe viejo pero firme. ¿Pero firme en dónde?, me pregunto de rodillas y sollozando. ¿Firme en el cielo, firme en el retrete de tu agente literario? ¿Pero vos sos tonto, piltrafilla, vos tenés agente literario? ¿Y un agente literario argentino, para mayor inri?<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Si el escritor argentino contesta afirmativamente esta última pregunta podemos tener la certeza de que no va a escribir como Soriano sino como Thomas Mann, como el Thomas Mann de <i>Fausto</i>. O, ya marcados por la inmensidad de la pampa, directamente como Goethe.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">La segunda línea es más compleja. La segunda línea se inicia con Roberto Arlt, aunque es muy probable que Arlt sea totalmente inocente de este desaguisado. Digamos, modestamente, que Arlt es Jesucristo. Argentina, por supuesto, es Israel, y Buenos Aires, Jerusalén. Arlt nace y vive una vida más bien corta. Si no me equivoco, cuarenta y dos años. Es un contemporáneo de Borges. Éste nace en 1899 y Arlt en 1900. Pero, al contrario de Borges, la familia de Arlt es una familia pobre, y cuando él es adolescente no se va a Ginebra sino que se pone a trabajar. El oficio más frecuentado por Arlt es el periodismo, y a la luz del periodismo es dable ve muchas de sus virtudes, pero también muchos de sus defectos. Arlt es rápido, arriesgado, moldeable, un sobreviviente nato, pero también es un autodidacta, aunque no un autodidacta en el sentido en que lo fue Borges: el aprendizaje de Arlt se desarrolla en el desorden y el caos, en la lectura de pésimas traducciones, en las cloacas y no en las bibliotecas. Arlt es un ruso, un personaje de Dostoievski, mientras que Borges es un inglés, un personaje de Chesterton o Shaw o Stevenson. Incluso a veces, pese a él mismo, Borges parece un personaje de Kipling. En la guerra entre los grupos literarios de Boedo y Florida, Arlt está con Boedo, aunque tengo la impresión de que su ardor guerrero no fue nunca excesivo. Su obra se compone de dos libros de cuentos y de tres novelas, aunque lo cierto es que escribió cuatro novelas y los cuentos no recogidos en libro, cuentos aparecidos en periódicos y revistas y que Arlt era capaz de escribir mientras hablaba de mujeres con sus compañeros de redacción, dan por lo menos para otros dos libros. También es autor de unos <i>Aguafuertes porteños</i>, en la mejor tradición impresionista francesa, y de unos Aguafuertes españoles, estampas de la vida cotidiana de <st1:personname productid="la España" st="on">la España</st1:personname> de los años treinta, en donde abundan los gitanos, los pobres y las personas generosas. Intentó hacerse rico con negocios que nada tenían que ver con la literatura argentina de entonces, aunque sí con la ciencia ficción, y fracasó siempre, y siempre de forma inapelable. Después se murió, a los cuarenta y dos años, y, como él hubiera dicho, se acabó todo.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Pero no se acabó todo, porque, al igual que Jesucristo, Arlt tuvo su San Pablo. El San Pablo de Arlt, el fundador de su iglesia, es Ricardo Piglia. A menudo me pregunto: ¿qué hubiera pasado si Piglia, en vez de enamorarse de Arlt, se hubiese enamorado de Gombrowicz? ¿Por qué Piglia no se enamoró de Gombrowicz y sí de Arlt? ¿Por qué Piglia no se dedicó a publicar la buena nueva gombrowicziana o no se especializó en Juan Emar, ese escritor chileno similar al monumento al soldado desconocido? Misterio. Pero en cualquier caso es Piglia quien eleva a Arlt dentro de su propio ataúd, sobrevolando Buenos Aires, en una imagen muy pigliana o muy arltiana, pero que, en rigor, sólo sucede en la imaginación de Piglia y no en la realidad. No fue una grúa la que bajó el ataúd de Arlt, la escalera era lo suficientemente ancha como para maniobrar, el cadáver de Arlt no era el de un campeón de los pesos pesados.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Con esto no quiero decir que Arlt sea un mal escritor, al contrario, es buenísimo, ni tampoco pretendo decir que Piglia lo sea, al contrario. Piglia me parece uno de los mejore narradores actuales de Latinoamérica. Lo que pasa es que se me hace difícil soportar el desvarío -un desvarío gangsteril, de la pesada- que Piglia tiende alrededor de Arlt, probablemente, el único inocente en este asunto. No puedo estar, de ninguna manera, a favor de los malos traductores del ruso, como le dijo Nabokov a Edmund Wilson mientras preparaba su tercer martini, y no puedo aceptar el plagio como una de las bellas artes. La literatura de Arlt, considerada como armario o subterráneo, está bien. Considerada como salón de la casa es una broma macabra. Considerada como cocina, nos promete el envenenamiento. Considerada como lavabo nos acabará produciendo sarna. Considerada como biblioteca es una garantía de la destrucción de la literatura.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">O lo que es lo mismo: la literatura de la pesada tiene que existir, pero si sólo existe ella, la literatura se acaba.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Como la literatura solipsista, tan en boga en Europa, hoy que el joven Henry James vuelve a cabalgar a su anchas. Una literatura del yo, de la subjetividad extrema, claro que tiene que existir y debe existir. Pero si sólo existieran literatos solipsistas toda la literatura terminaría convirtiéndose en un servicio militar obligatorio del mini-yo en un río de autobiografías, de libros de memorias, de diarios personales, que no tardaría en devenir cloaca, y la literatura también entonces dejaría de existir. Porque ¿a quién demonios le interesan las idas y venidas sentimentales de un profesor? ¿Quién puede decir, sin mentir como un verraco, que es más interesante el día a día de un triste profesor madrileño, por muy atildado que sea, que las pesadillas y los sueños y las ambiciones del insigne y ridículo Carlos Argentino Daneri? Nadie con tres dedos de frente. Ojo: no tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que la escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular. De más está decir que entre los solipsistas y los chicos malos de la pesada me quedo con estos últimos. Pero sólo como un mal menor.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">La tercera línea en juego de la literatura argentina actual o post-Borges es la que inicia Osvaldo Lamborghini. Ésta es la corriente secreta. Tan secreta como lo fue la vida e Lamborghini, que murió en Barcelona en 1985, si no recuerdo mal, y dejó como albacea literario a su discípulo más querido, César Aira, que viene a ser lo mismo que si una rata deja como albacea testamentario a un gato con hambre.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Si Arlt, que como escritor es el mejor de los tres, es el sótano de la casa que es la literatura argentina, y Soriano es un jarrón en la habitación de invitados, Lamborghini es una cajita que está puesta sobre una alacena en el sótano. Una cajita de cartón, pequeña, con la superficie llena de polvo. Ahora bien, si uno abre la cajita lo que encuentra en su interior es el infierno. Perdonen que sea tan melodramático. Con la obra de Lamborghini siempre me pasa lo mismo. No hay cómo describirla sin caer en tremendismos. La palabra <i>crueldad</i> se ajusta a ella como un guante. La palabra <i>dureza</i> también, pero sobre todo la palabra <i>crueldad</i>. El lector no avisado puede vislumbrar un juego sadomasoquista propio de esos talleres literarios que las almas caritativas y de vocación pedagógica organizan en los manicomios. Es posible, pero se queda corto. Lamborghini siempre va dos pasos más adelante (o más atrás) que sus perseguidores.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Es extraño pensar en Lamborghini ahora. Murió a los cuarenta y cinco años, es decir que yo ahora soy cuatro años más viejo que él. A veces abro alguno de sus dos libros, editados por Aira -lo cual es un decir, porque lo mismo los pudo haber editado el linotipista o el portero del edificio donde estaba la editorial, la editorial Serbal, de Barcelona-, y a duras penas puedo leerlo, no porque me parezca malo sino porque me da miedo, sobre todo la novela <i>Tadeys</i>, una novela insoportable, que leo (dos o tres páginas, ni una más) sólo cuando me siento particularmente valiente. De pocos libros puedo decir que huelan a sangre, a vísceras abiertas, a licores corporales, a actos sin perdón.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Hoy, que está tan de moda hablar de los nihilistas, aunque cuando se habla de éstos la gente se refiere a los terroristas musulmanes, que precisamente de nihilistas no tienen nada de nada, no estaría de más visitar la obra de un verdadero nihilista. El problema con Lamborghini es que se equivocó de profesión. Mejor le hubiera ido trabajando como pistolero a sueldo, o como chapero, o como sepulturero, oficios menos complicados que el de intentar destruir la literatura. La literatura es una máquina acorazada. No se preocupa de los escritores. A veces ni siquiera se da cuenta de que éstos están vivos. Su enemigo es otro, mucho más grande, mucho más poderoso, y que a la postre la terminará venciendo. Pero ésa es otra historia.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Los amigos de Lamborghini están condenados a plagiarlo hasta la náusea, algo que acaso haría feliz al propio Lamborghini si pudiera verlos vomitar. También están condenados a escribir mal, pésimo, excepto Aira, que mantiene una prosa uniforme, gris, que en ocasiones, cuando es fiel a Lamborghini, cristaliza obras memorables, como el cuento «Cecil Taylor» o la nouvelle <i>Cómo me hice monja</i>, pero que en su deriva neovanguardista y rousseliana (y absolutamente acrítica) la mayor parte de las veces sólo es aburrida. Prosa que se devora a sí misma sin solución de continuidad. Acriticismo que se traduce en la aceptación, con matices, ciertamente, de esa figura tropical que es la del escritor latinoamericano profesional, que siempre tiene una alabanza para quien se la pida.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;"><o:p> </o:p><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">De estas tres líneas, las tres líneas más vivas de la literatura argentina, los tres puntos de partida de la pesada, me temo que resultará vencedora aquella que representa con más fidelidad a la canalla sentimental, en palabras de Borges. La canalla sentimental, que ya no es la derecha (en gran medida porque la derecha se dedica a la publicidad y al disfrute de la cocaína y a planificar el hambre y los corralitos, y en materia literaria es analfabeta funcional o se conforma con recitar versos del <i>Martín Fierro</i>) sino la izquierda, y que lo que pide a sus intelectuales es soma, lo mismo, precisamente, que recibe de sus amos. Soma, soma, soma Soriano, perdóname, tuyo es el reino.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Arlt y Piglia son punto y aparte. Digamos que es una relación sentimental y que lo mejor es dejarlos tranquilos. Ambos, Arlt sin la menor duda, son parte importante de la literatura argentina y latinoamericana y su destino es cabalgar solos por la pampa habitada por fantasmas. Allí, sin embargo, no hay escuela posible.<br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;"><o:p> </o:p><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 14.2pt;">Corolario. Hay que releer a Borges otra vez.<br />
</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-61845217669268028092009-11-12T19:50:00.000+01:002009-11-12T19:50:27.192+01:00Características de la novela gótica<div class="entry"> <div style="text-align: justify;">En el <strong>siglo XVIII</strong>, conocido como el de la <strong>Ilustración</strong>, el hombre creía que era capaz de explicarlo todo mediante la razón. La literatura de estos años está plagada de ensayos filosóficos y de novelas de costumbres que reflejaban la realidad. Sin embargo, en el último tercio de siglo surge en Inglaterra una nueva corriente que pondrá los cimientos del próximo Romanticismo: esto es el <strong>Gótico</strong>, historias que incluyen <strong>elementos mágicos, fantasmales y de terror</strong>, poniendo en tela de juicio lo que es real y lo que no.<br />
</div><div style="text-align: justify;">En términos estrictos, el Gótico se extendió desde 1765 hasta 1820 aproximadamente, aunque casi todos los autores del <strong>Romanticismo</strong> del XIX volvieron su mirada hacia él, inspirando algunas de sus obras más famosas (<a href="http://books.google.es/books?hl=es&id=EaGyjE9j8TQC&dq=dracula+bram+stoker&printsec=frontcover&source=web&ots=2_hv0TBQ9Y&sig=m_1L9XQ1Gl_GXLb7hm8prlsQo58&sa=X&oi=book_result&resnum=1&ct=result" target="_blank" title="'Drácula' de Bram Stoker"><em>Drácula</em></a> de Stoker’, <em>El fantasma de Canterville</em> de Oscar Wilde, <em>Frankenstein</em> de Mary Shelley, <em>Jane Eyre</em> de Charlotte Brontë, etc.). El goticismo decayó a finales del siglo XIX con la irrupción del <strong>positivismo</strong>, que promulgaba una explicación científica para todo. Las obras de terror gótico también son llamadas <em>historias de fantasmas</em>.<br />
</div><div style="text-align: justify;">El adjetivo <em>gótico</em> se usa porque muchas de las historias se enmarcaban en la <strong>época medieval</strong>, o bien la acción tenía lugar en un <strong>castillo</strong>,<strong> mansión o abadía</strong> de este estilo arquitectónico. Lo intrincado de estos, llenos de pasadizos, huecos oscuros y habitaciones deshabitadas se prestaba a crear ambientes inquietantes.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><span id="more-389"></span><br />
</div><div style="text-align: justify;">Otras características del género son:<br />
</div><ul style="text-align: justify;"><li> Las <strong>localizaciones góticas</strong> son fundamentales: bosques sombríos, mazmorras, granjas abandonadas, calles oscuras, casonas vacías, criptas… Las <strong>descripciones </strong>son<strong> abudantes</strong> para crear una atmósfera que acongoje al lector. De hecho, la localización en estas narraciones es protagonista del suspense.</li>
<li>Aparición de cadáveres, <strong>espectros</strong>, muertos vivientes y otros elementos sobrenaturales.</li>
<li>Viajes en el tiempo o en el espacio. Algunos autores eligieron la Europa del Este como marco de sus obras.</li>
<li>El <strong>mundo de los sueños</strong> y las pesadillas también tiene un lugar relevante por la alternancia entre realidad e irrealidad.</li>
<li>El marco suelen ser épocas pasadas o inexistentes que alejan al lector del presente.</li>
<li>Personajes dominados por sus pasiones, inteligentes y enigmáticos, siempre atractivos. A veces, castigados por la culpa.</li>
<li>Habitualmente aparece un noble<strong> malvado</strong> que simboliza el peligro y una <strong>doncella </strong> inocente perseguida por él. En contrapunto, el <strong>héroe</strong> valeroso, también de alto linaje, que intentará salvarla del terror. El amor también es un rasgo imprescindible.</li>
<li>Los protagonistas suelen tener nombres extranjeros muy rimbombantes.</li>
<li>Elementos escenográficos llamativos: luces y sombras, goznes chirriantes, manuscritos ocultos, ruidos extraños, animales exóticos, etc.</li>
</ul><div style="text-align: justify;">Algunos estudiosos distinguen en el género entre <strong>obras históricas</strong> (de autores como Walpole, Irving, Bécquer); de <strong>terror </strong>(Radcliffe), las cuales cuentan cosas espeluznantes, pero con buen gusto, los personajes reaccionan a situaciones extremas y el empleo de lo fantástico es moderado; y de <strong>horror </strong>(Lewis), donde los sobrenatural es palpable y se hace una detallada descripción de ambientes y de sucesos brutales que golpean al lector y lo sobrecogen.<br />
</div></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-42976506932499076302009-11-03T19:58:00.000+01:002009-11-03T19:58:06.481+01:00Conociendo a Francisco AyalaRasgos esenciales de la literatura de Francisco Ayala:<br />
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<div class="link-app3"> <h5></h5><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463CyD"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/muere-francisco-ayala-200911031356.html" target="_blank"><span class="span" id="U1131157847463kgH" style="font-weight: bold;">«Tras la larga sombra»</span>, por Juan Ángel Juristo</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="k9iD"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/ayala-intelectual-espanol-200911031540.html" target="_blank"><span class="span" id="kH9E" style="font-weight: bold;">«Un intelectual español»</span>, por Manuel de la Fuente</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463hGI"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/derecho-vivir-tanto-200911031517.html" target="_blank"><span class="span" id="U113115784746371E" style="font-weight: bold;">«Lo que no hay derecho es a vivir tanto»</span>, dijo el escritor en su último acto público</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U11311578474638l"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/condolencias-empiezan-llegar-perfil-200911031516.html" target="_blank"><span class="span" id="U11311578474630FG" style="font-weight: bold;">«Relato de mi vida», cronología en Facebook</span>; por Federico Marín Bellón</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463VRG"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/mundo-cultura-viste-luto-200911031436.html" target="_blank"><span class="span" id="U11311578474632ZC" style="font-weight: bold;">El mundo de la cultura se viste de luto </span> por la muerte de Francisco Ayala</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463BEG"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/20090316/cultura-literatura/francisco-ayala-aspiro-belleza-200903160504.html" target="_blank"><span class="span" id="U11311578474630fC" style="font-weight: bold;">Su última entrevista con ABC:</span> «Yo aspiro a la belleza eterna; ¡soy campeón del ecologismo!»</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463ufC"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1984/12/21/003.html">«Perduración del libro y la lectura»; <span class="span" id="U1131157847463e3F" style="font-weight: bold;">Tercera de Francisco Ayala en ABC</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463yYG"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_galeria.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/multimedia/fotos/cultura/vida-ayala-imagenes-46038.asp">La vida de Ayala, <span class="span" id="U1131157847463jCH" style="font-weight: bold;">en imágenes</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463yvB"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_nnrr.gif" /><a class="a" href="http://www.abc.es/personajes/famoso.asp?biografia=Francisco%20Ayala&historia=794" target="_blank"><span class="span" id="U1131157847463BBC" style="font-weight: bold;">Toda la información sobre Francisco Ayala</span> en ABC.es</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463qhF"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/cultural/2006/03/11/004.html">Ayala, año 100<span class="span" id="U113115784746379H" style="font-weight: bold;">; por Andrés Amorós</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463xvG"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/cultural/1995/08/18/009.html">Cuando Ayala narra cuenta como casi nadie; <span class="span" id="U1131157847463VxC" style="font-weight: bold;">por Rafel Conte</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="multimedia"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1998/05/23/047.html">Francisco Ayala, <span class="span" id="U11311578474632FD" style="font-weight: bold;">Príncipe de Asturias de las Letras</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463RwB"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1991/11/13/053.html">Francisco Ayala obtiene el<span class="span" id="U1131157847463dZH" style="font-weight: bold;">Premio Cervantes</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463zAB"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1988/06/10/051.html" target="_blank">Francisco Ayala, <span class="span" id="U1131157847463etC" style="font-weight: bold;">Premio Nacional de las Letras</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U113115784746365F"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1984/11/25/060.html">Francisco Ayala, en el <span class="span" id="U1131157847463W4G" style="font-weight: bold;">pórtico de la Academia</span></a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131157847463e5F"> <h3> <img class="img img" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_hemeroteca.gif" /><a class="a" href="http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1926/10/09/028.html">Crítica de <span class="span" id="U1131157847463egF" style="font-weight: bold;">«Historia de un amanecer» </span>(9-10-1926)</a> </h3></div><div channel="abc" class="related-link" id="U1131133689490mp" style="font-size: 11px;"> <h3> <img class="img img" id="U1131146845180V3" src="http://www.abc.es/SysConfig/Images/abc/ico_MM_foros.gif" style="font-size: 11px;" /><a class="a" href="http://www.abc.es/mensajes/index.asp?idsite=135" id="U1131133689490j0D" style="font-size: 11px; font-weight: bold;">Envía tus condolencias</a> </h3></div></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-83525853991133116722009-11-01T21:53:00.002+01:002009-11-01T21:57:55.665+01:00Libros clásicos de La NavidadYa viene La Navidad. Está ahí, se siente, se presiente. Ya buscamos esos libros clásicos que la evocan cada año. <br /><p><strong> </strong>(no dudéis en sugerirnos aquellas obras que penséis que deberían estar aquí):</p> <ol><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/cuento-de-navidad-charles-dickens/" target="_blank">Cuento de Navidad - Charles Dickens.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/el-cascanueces-y-el-rey-de-los-ratones-un-clsico-navideo-universal/" target="_blank">El cascanueces - Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/cuentos-de-andersen-hans-christian-andersen/">Cuentos de Andersen - Hans Christian Andersen.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/las-cartas-de-pap-noel-de-j-r-r-tolkien/" target="_blank">Cartas de Papá Noel - J.R.R. Tolkien</a>.</strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/rumpelstiltzkin-de-los-hermanos-grimm/">Rumpelstiltzkin - Hermanos Grimm.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/el-soldadito-de-plomo-hans-christian-andersen/">El Soldadito de Plomo - Hans Christian Andersen.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/hansel-y-grettel-de-los-hermanos-grimm/">Hansel y Grettel - Hermanos Grimm.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/el-gigante-egosta-de-oscar-wilde/">El Gigante Egoísta - Oscar Wilde.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/la-reina-de-las-nieves-de-carmen-martn-gaite/">La reina de las nieves - Carmen Martín Gaite.</a></strong></p> </li><li> <p align="center"><strong><a href="http://espaciolibros.com/el-premio-gordo-de-vicente-blasco-ibaez/">El Premio Gordo - Blasco Ibáñez.</a></strong></p> </li></ol>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-65568949561301735882009-10-07T23:32:00.000+02:002009-10-07T23:32:22.397+02:00Amplia recopilación de relatosEn el enlace de la imagen podrás acceder a una amplia colección de relatos. Unos autores te sonarán más otros menos pero la lista es muy amplia.<br />
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<a target="blank" href="http://www.esnips.com/web/RELATOS?docsPage=1#files"><img width="100%" alt="http://ness.leyendaepica.es/wp-content/uploads/2009/02/relatos.jpg" src="http://ness.leyendaepica.es/wp-content/uploads/2009/02/relatos.jpg" /><br />
</a>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-63396673672009745492009-10-01T20:06:00.002+02:002009-10-01T20:13:00.281+02:00Descenso a los infiernosRecopilación de textos que tienen en común la experiencia angustiosa de la muerte, del fin y de la destrucción. <br /><br /><span style="font-family:Verdana;"><p><em><img src="http://mcs.krasis.es/channelimages/205/85090_LibroInfiernos.jpg" align="left" border="0" hspace="10" /></em><span style="font-size:100%;color:#990000;"><strong><em>Libro de descenso a los infiernos</em><br />edición de José Ovejero</strong></span></p> <p><span style="font-size:85%;">Asomarse al precipicio sin caer en él. Atisbar el horror y echar a correr cuando alargue la mano hacia nosotros. Descender a los infiernos, a los que están más allá de la vida, diseñados para aterrarnos pero que nos dan la esperanza de que nuestra extinción no sea definitiva (porque donde hay infierno suele haber también un paraíso), o a los que la mano del hombre ha incrustado en el mundo: los infiernos de la guerra, de la locura, de la miseria, del sufrimiento extremo.</span></p> <p><span style="font-size:85%;">El hombre (el héroe ingenuo, el loco, el desesperad) que se asoma a las zonas más oscuras y ocultas del subconsciente irremediablemente se deja en el viaje jirones de la propia piel.</span></p> <p><span style="font-size:85%;">Con textos de: Aristófanes; William Blake; Mijaíl A. Bulgákov; Joseph Conrad; Julio Cortázar; Dante Alighieri; Homero; Leopoldo Marechal; Ovidio; Francisco de Quevedo; François Rabelais; Arthur Rimbaud; Bernard Shaw; Virgilio.</span></p> <p><span style="font-size:85%;">Con ilustraciones de: Eugène Atget; Andrea de Bonaiuto; Francis Bacon; William Blake; William-Adolphe Bouguereau; Jan Brueghel; Francis Ford Coppola; Doyague; Johann Heinrich Füssli; Francisco de Goya; Anna E. Lukasik-Fisch; Maestro de Bedford; William T. Maud; Miguel Ángel; Joachim Patinir; Cristoforo de Predis; Utagawa Kunyoshi</span></p></span>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-37608428624408383852009-10-01T19:53:00.000+02:002009-10-01T19:53:37.984+02:00Lo mejor sobre la literatura electrónica actualMás pronto quizás de lo que nos imaginamos la literatura electrónica destronará a la actual literatura de tinta y papel, tan lineal y unidireccional. <br />
<br />
<a href="http://www.scribd.com/doc/20486676/La-literatura-electronica" style="display: block; font-family: Helvetica,Arial,Sans-serif; font-size-adjust: none; font-size: 14px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal; margin: 12px auto 6px; text-decoration: underline;" title="View La literatura electrónica on Scribd">La literatura electrónica</a> <object ="" align="middle" classid="clsid:d27cdb6e-ae6d-11cf-96b8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=9,0,0,0" height="500" id="doc_318971699898360" name="doc_318971699898360" width="100%"> <param name="movie" value="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf?document_id=20486676&access_key=key-oxenorq0ymycg28w4ks&page=1&version=1&viewMode="> <param name="quality" value="high"> <param name="play" value="true"> <param name="loop" value="true"> <param name="scale" value="showall"> <param name="wmode" value="opaque"> <param name="devicefont" value="false"> <param name="bgcolor" value="#ffffff"> <param name="menu" value="true"> <param name="allowFullScreen" value="true"> <param name="allowScriptAccess" value="always"> <param name="salign" value=""> <embed src="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf?document_id=20486676&access_key=key-oxenorq0ymycg28w4ks&page=1&version=1&viewMode=" quality="high" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" play="true" loop="true" scale="showall" wmode="opaque" devicefont="false" bgcolor="#ffffff" name="doc_318971699898360_object" menu="true" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" salign="" type="application/x-shockwave-flash" align="middle" height="500" width="100%"></embed> </object> Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-49220542459800019782009-09-12T10:48:00.000+02:002009-09-12T10:48:00.677+02:00Microrrelatos, autoficción y otras fronteras<div class="cabecera_noticia">Interesante artículo sobre las corrientes actuales de la ficción. A pillar ideas toca.<br />
<h3>Especialistas definen los nuevos caminos de la narrativa española </h3><div class="firma"> <strong>ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS</strong> <em>- Madrid - </em>07/06/2009 <br />
</div></div><div class="contenido_noticia"> Somos lo que contamos: un relato o un microrrelato, una ficción o una docuficción, una novela fantástica o una novela que nace de los traumas de la realidad. La nueva narrativa española discurre entre difusas fronteras, la tradición, las leyes que marca el mercado o la identidad.<br />
Somos lo que contamos: un relato o un microrrelato, una ficción o una docuficción, una novela fantástica o una novela que nace de los traumas de la realidad. La nueva narrativa española discurre entre difusas fronteras, la tradición, las leyes que marca el mercado o la identidad. Ímpetus narrativos que durante esta semana han reunido, bajo el título <i>Nuevos derroteros de la narrativa española actual</i> -y bajo el techo de la Casa de Velázquez de Madrid-, a varios especialistas en un encuentro "científico" en el que profesores, críticos y autores han intercambiado sus ideas sobre la evolución de las prácticas narrativas en España. Un homenaje a Juan Eduardo Zúñiga (Madrid, 1929) resumía el carácter de las mesas redondas: "La renovación no tiene nada que ver con la edad", apuntaba la investigadora Rebeca Martín. "Y Zúñiga es un escritor que nunca ha tenido ni la repercusión ni el reconocimiento que merece", añadía el crítico Fernando Valls.<br />
- El relato menguante. El cuento es el género que menos ha cambiado de todos, se mantiene prácticamente intacto desde el romanticismo. Sin embargo, el cuento ha generado un nuevo género: el microrrelato. Para el crítico Fernando Valls la tradición predominante en España ha sido la de Edgar Allan Poe / Julio Cortázar y la de Antón Chéjov / Raymond Carver, "pero ahora, de pronto, los escritores españoles empiezan a descubrir la tradición española del cuento: Ignacio Aldecoa, Cristina Fernández Cubas, Juan García Hortelano, Francisco Ayala...". Valls cita a nuevos autores como Óscar Esquivias, Ignacio Ferrando y Javier Sáez de Ibarra. Valls destaca el relato <i>Mirar al agua,</i> de Sáez de Ibarra, como uno de los más interesantes, atrevidos y novedosos de los últimos años. Cuentos basados en una <i>performance</i> de Esther Ferrer, cuentos que partiendo de teorías del arte hablan, por ejemplo, del breve encuentro de una pareja o de una vieja artista fracasada que una vez al año, puntualmente, se asoma a su balcón con un pecho al aire. En uno de ellos, Sáez de Ibarra dice: "Mirar no es sólo cuestión de los ojos. Se mira con el cerebro o no se ve en absoluto".<br />
- Los fantasmas de Atocha.Han pasado cinco años desde los atentados del 11 de marzo de 2004 y parece que ya ha pasado la cuarentena para un acercamiento desde la ficción al brutal atentado. Aunque en España siempre ha habido (y no sólo en la literatura) cierta prevención a establecer desde la ficción diálogos con la realidad inmediata, existen algunos intentos de novelar las huellas de la matanza. Ricardo Menéndez Salmón en <i>El corredor</i> (novela que transcurre durante el 11 de marzo de 2004), <i>Madrid blues,</i> de Blanca Riestra (que cuenta la vida de una veintena de personas unos días antes de los atentados) o <i>La piedra en el corazón,</i> novela breve de Luis Mateo Díez son algunos ejemplos de nacidos de aquel dolor público.<br />
- Relato reticular. La ruptura del orden cronológico y causal convierten el relato en un enigma, una historia fragmentaria por descifrar. La búsqueda de la coherencia es un objetivo en sí mismo de la lectura. El relato reticular, frente al narrativo, despliega un abanico de variantes a partir de un motivo, una situación, un personaje o una metáfora. La profesora Geneviève Champeau, de la Universidad de Burdeos, habla (a partir de autores tan dispares como Antonio Muñoz Molina o Agustín Fernández Mallo) de la colocación del lector en el centro del dispositivo estético: un nuevo tipo de lector-espectador-oyente que ha sido educado por la publicidad, el <i>clip,</i> el <i>zapping</i> o el montaje musical. El personaje, componente central de la narrativa decimonónica, que sigue siéndolo en la novela histórica o policiaca, queda destronado en la novela reticular.<br />
- Novelas 'pensamentales'. El término no es nuevo: lo recoge Gonzalo Sobejano de Juan Ramón Jiménez para definir la novela que se dirige hacia el ensayo. La novela que implica a un autor-pensador. La novela busca el sentido de la realidad y del mundo. El autor Manuel Alberca como ejemplo de autor de autoficciones que al atribuir a su protagonista la misma identidad que la del autor parecen verídicas como las autobiografías. Una estructura híbrida que presenta lo imaginario como real y que no es una apología de la falsificación sino todo lo contrario. La autoficción nos llama a neutralizar nuestra capacidad de ser crédulos. Una tendencia literaria en la que están Luis Goytisolo, Javier Marías o Enrique Vila Matas. En su conferencia, Gonzalo Sobejano añadió que comprar un libro es la única forma que conoce para luchar contra "el dolor, el engaño, el olvido y la muerte".<br />
- Autores literarios o autores de mercado. La trivialización de la novela es para el crítico Santos Alonso una de las claves del actual estado de la literatura española. Sin dar nombres ("no quiero entrar en debates de combate") divide el panorama en escritores de mercado y escritores de literatura. Campa a sus anchas la novela <i>light </i>y previsible, de frases hechas y clichés que matan la "imaginación" y el lenguaje "literario". El colmo de lo novedoso, añade, se limita a repetir formas arcaicas de los años sesenta o setenta, y críticos y periodistas "ignorantes o desmemoriados lo aplauden".<br />
</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-82763339563270393982009-09-01T22:59:00.000+02:002009-09-01T22:59:00.311+02:00Europeana supera ya los cuatro millones de obras digitalizadas<div class="post-body">Fuente: <a href="http://www.elmundo.es/elmundo/2009/08/28/navegante/1251469975.html">El Mundo</a>.<br />
<div id="tamano">La biblioteca virtual <a href="http://www.europeana.eu/" target="_blank">Europeana</a> tiene ya a disposición de los internautas 4,6 millones de documentos digitalizados, el doble de la cantidad disponible cuando se abrió la página el año pasado, aunque <b>España sólo aporta el 0,6% del total</b>, según ha anunciado la Comisión Europea (CE).<br />
La Comisión valoró el incremento como "positivo", aunque subrayó las <b>grandes desigualdades entre las aportaciones de los diferentes estados miembros</b> y señaló que existen "pequeñas dificultades" con los derechos de autor, según dijo el portavoz europeo de Sociedad de la Información, Martin Selmayr, en rueda de prensa.<br />
Entre los nuevos documentos añadidos hay una colección de 70 incunables de la Biblioteca de Cataluña.<br />
<b>Casi la mitad de las obras digitalizadas de Europeana procede de un único país -Francia-</b>, mientras que los demás estados miembros siguen actuando "por debajo de sus posibilidades", según el Ejecutivo comunitario.<br />
El segundo país que más aporta a Europeana es <b>Alemania</b> (15,4%), seguido de Holanda (8%), Reino Unido (7,9%), Suecia (5,2)%, Finlandia (4%), Grecia (1,6%), Italia (1,2%) y Bélgica (1,1%). El resto de estados miembros cuenta con porcentajes inferiores al 1%, y entre ellos figura España, con el 0,6%.<br />
<h3>'Museo virtual de Europa'</h3>Además, <b>sólo el 5% de los libros digitalizados en la UE está por ahora disponible en el llamado 'museo virtual de Europa'</b>, que reúne parte de la colección de un millar de bibliotecas, pinacotecas, videotecas, hemerotecas y fonotecas repartidas por el viejo continente.<br />
Esto se debe, además de a la falta de participación de los países, a que <b>la mayoría de los documentos disponibles son obras cuyos derechos de autor son de dominio público</b>, explicó el portavoz comunitario.<br />
La CE destacó la necesidad de <b>reformar el marco jurídico "demasiado disperso" de los derechos de autor en la UE</b>, y por ello ha convocado una consulta pública sobre cómo mejorar el aprovechamiento de "la economía digital" en la que podrán participar todos los interesados <b>hasta el 15 de noviembre de 2009</b>.<br />
La Comisión prevé que en 2010 Europeana alcance la cifra de 10 millones de documentos digitalizados.<br />
La página <a href="http://www.elmundo.es/navegante/2008/11/19/tecnologia/1227117655.html">se abrió al público en noviembre de 2008</a>, pero se vio obligada a cerrar temporalmente por una sobrecarga de visitas que colapsaron sus servidores, un incidente que demuestra "el gran interés que el proyecto despertó entre los europeos", según el portavoz comunitario.</div></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-59860950384336905232009-08-31T23:24:00.000+02:002009-08-31T23:24:21.098+02:00Catedra Roberto BolañoEn donde encontrar las líneas básicas de Bolaño con las que iniciarse en el conocimiento de su persona y de su obra:<br />
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<a href="http://www.catedrabolano.cl/presentacion/"><img alt="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3p3FKHFIOghftz0CA9l6U9teI4MQ3UMtT-vlgcg7R69W5SJM-ZiyZ8FW9duyXBjX_FDJHuD_FKNg-HBYURpcxE1l0dAJj6t31uAXTw-HftLh1Fv7R_iC4eImpfnqqs3dZT4DDqxzK3Ig/s400/bolano_big.gif" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3p3FKHFIOghftz0CA9l6U9teI4MQ3UMtT-vlgcg7R69W5SJM-ZiyZ8FW9duyXBjX_FDJHuD_FKNg-HBYURpcxE1l0dAJj6t31uAXTw-HftLh1Fv7R_iC4eImpfnqqs3dZT4DDqxzK3Ig/s400/bolano_big.gif" /></a>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-37411964416615008352009-08-30T23:44:00.002+02:002009-08-31T00:09:04.988+02:00La salud de los que mienten por piedad, Mentiras piadosas, Cortázar, cine <img alt="http://marianoliveros.files.wordpress.com/2009/08/mentiras.jpg" src="http://marianoliveros.files.wordpress.com/2009/08/mentiras.jpg" />Será un placer ver en el cine lo que tantas veces hemos visto ya en nuestra imaginación.<br />
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El cine argentino rescata un cuento -o en realidad varios- del escritor Julio Cortázar en <a href="http://www.mentiras-piadosas.com.ar/esp/noticias/Mentiras_Piadosas_Dossier.pdf">"Mentiras piadosas"</a>, opera prima de Diego Sabanés que este jueves llega a los cines del país austral. Decadencia familiar, fantasía o engaño para no desairar a la madre enferma, y la desaparición del hijo más querido se unen en esta comedia dramática con toques de humor negro que protagonizan la actriz teatral Marilú Marini, Victor Laplace, Claudio Tolcachir y Walter Quiroz. El autor de "Rayuela" tuvo ilustres adaptadores en el pasado: Michelangelo Antonioni, Luigi Comencini, Jana Bokova o Manuel Antín.<br />
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En "Mentiras piadosas", Pablo, el hijo preferido de Mamá, viaja a París para tocar junto a unos amigos en un cabaret de poca monta. Las semanas pasan y nadie tiene noticias de él. La incertidumbre agrava el frágil estado de salud de su madre, postrada en cama con una enfermedad crónica, por lo que sus hermanos, Jorge y Nora, deciden escribir cartas falsas y enviarle regalos, postergando el regreso. Para reforzar el simulacro, le piden a la novia de Pablo que continúe con sus visitas. Como Mamá la nota triste, le propone adelantar los preparativos de la boda, para apurar el regreso de Pablo. La ficción se ramifica involucrando a otros personajes, mientras la casa va siendo poco a poco desmantelada para afrontar las deudas que generan los envíos de París. Poco a poco el borde entre la ficción y la realidad se va desdibujando. <br />
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<a href="http://www.bdigital.buap.mx/%7Ejcamacho/La-salud-de-los-enfermos.pdf">"La salud de los enfermos" </a>es el principal relato que Sabanés, con la colaboración del veterano Jorge Goldemberg, ha adaptado en éste su primer largometraje."No podía creer que Aurora Bernárdez (viuda y administradora de los derechos de Cortázar) me diera su visto bueno después de leer el guión. Fue muy generosa conmigo", explica el guionista y director en declaraciones a La Nación. "Creo -añade- que mi película escapa al juicio de fidelidad. Me gustan las adaptaciones que toman algo del original y subvierten el resto, pero mi meta era conservar la esencia literaria del escritor".<br />
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Autor junto a Dieguillo Fernández del premiado cortometraje "¡Ratas!", Diego Sabanés obtuvo una beca del Fondo Ibermedia para perfeccionarse profesionalmente en España, y allí participó en los rodajes de "Sin noticias de Dios", de Agustín Díaz Yanes, y "El embrujo de Shanghai", de Fernando Trueba. También se ha desempeñado como guionista en televisión y ha escrito y coproducido el documental "Semillas". En 2002 fue seleccionado para el primer Talent Campus del Festival de Berlín.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-9618315640717087342009-08-28T18:39:00.000+02:002009-08-28T18:39:00.145+02:00Los libros libres de Paulo Coelho, puro márketingA mi me suena a puro merchandising, estrategia de mercado, publicidad encubierta, etc., ...<br />
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<div class="post-body">Fuente: <a href="http://www.elmundo.es/elmundo/2009/08/25/navegante/1251183304.html">El Mundo</a>.<br />
<div id="tamano">El escritor brasileño Paulo Coelho publicó gratis en Internet <a href="http://paulocoelhoblog.com/internet-books/" target="_blank">dos novelas inéditas y una recopilación de textos</a>, ya traducidos a varios idiomas, como <b>un regalo a sus seguidores</b> en el día de su cumpleaños.<br />
"Mi regalo para ustedes en mi cumpleaños", <a href="http://twitter.com/paulocoelho/status/3518668026" target="_blank">anunció en su cuenta de Twitter</a> el autor de 'El Alquimista', que cumplió 62 años.<br />
Los lectores podrán encontrar las novelas <a href="http://paulocoelhoblog.com/" target="_blank">en el blog oficial del escritor</a>, en varios idiomas y en diferentes formatos, <b>desde PDF a la versión adaptada a diversos aparatos digitales de lectura como el Kindle de Amazon, el Sony Reader y el iLiad</b>.<br />
La primera de las novelas, <b>'El Camino del Arco'</b>, traducida a inglés, español, italiano y alemán, cuenta la historia de un arquero que transmite sus enseñanzas a un niño en su pueblo, según la reseña publicada en la bitácora del autor.<br />
Coelho se sirve de la metáfora del tiro con arco para profundizar en ideas como el esfuerzo cotidiano, la superación de las dificultades, la constancia y el valor para tomar decisiones arriesgadas.<br />
Con versiones en portugués e inglés, <b>'Historias para Padres, Hijos y Nietos'</b> es una recopilación de relatos alegres, sorprendentes y dramáticos, basados en leyendas y cuentos tradicionales de diferentes culturas, y que están dedicados a lectores de todas las edades.<br />
Finalmente, <b>'Guerrero de la Luz'</b> presenta una colección de textos escritos por el brasileño en Internet, y que están unidos por la búsqueda del "guerrero de la luz" que "cada uno" tiene en su interior, según Coelho.<br />
Estos textos ocupan nada menos que tres volúmenes y se ofrecen al lector en portugués, inglés y francés.<br />
Paulo Coelho es el escritor más popular de Brasil en la actualidad y sus obras, que siempre exploran la espiritualidad del hombre, han sido traducidas y publicadas en decenas de lenguas y de diferentes países.<br />
La última de sus obras en llegar a las librerías fue <b>'El vencedor está solo'</b>, una novela negra ambientada en el mundo de los famosos, publicada en Brasil en 2008, y <a href="http://www.elmundo.es/elmundo/2009/08/24/cultura/1251103023.html">del que elmundo.es ofrece en primicia su primer capítulo en español</a>.</div></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-19765938805541650032009-08-14T17:22:00.000+02:002009-08-14T17:22:48.024+02:00La solución literaria del suicidio<h4>C ARLOS Janín Orradre, pamplonés de 1944 y de la Plaza que entonces llamábamos Circular -Príncipe de Viana-, doctor en Filología Románica por Montpellier, ha enseñado literatura en Lyon. Ahora, ya jubilado, reside en Granada y publica aquí este Diccionario del suicidio.</h4><div id="caja_noticia"> <div class="vinculadas"><ul><li><a href="http://www.diariodenavarra.es/20090813/culturaysociedad/diccionario-suicidio.html?not=2009081302505911&idnot=2009081302505911&dia=20090813&seccion=culturaysociedad&seccion2=comunicacion&chnl=40">DICCIONARIO DEL SUICIDIO</a></li>
</ul></div></div><br />
El libro "podría titularse asimismo <em>Los mil y un suicidios</em>, pues puede leerse como una colección de relatos" asegura la contraportada. Tal vez. Pero, según le oí a Jorge Semprún, la manera más imaginativa y sorprendente de leer un diccionario es seguir el orden alfabético de las entradas, en este caso 851 -de Accidente laboral a Zweig, Stefan-, personales casi en el 90 por ciento. Así, el lector informado que se asome a estas páginas puede sufrir un soponcio, cuando encuentre las entradas de Pío Baroja, Cela, Gómez de la Serna, Julien Gracq, Jardiel Poncela, Valle-Inclán, Inma Turbau o Félix de Azúa, éstos dos últimos felizmente vivos y los otros citados no a título biográfico, sino literario, por sus opiniones sobre el asunto. Abundan, desde luego, las voces dedicadas a escritores y escritoras que decidieron quitarse la vida, aunque no lo consiguieran -como Martin Monestier, que durmió tres años en un ataúd y superó tres ruletas rusas, o el mismo J. Conrad, enamorado de doña Rita, quizá la bailarina húngara Paula Horváth/Paula de Somogy,dama del entorno marsellés del pretendiente Carlos de Borbón, VII, según la legitimidad carlista-, referencias ilustres que pueden difundir la idea de que los letraheridos son el gremio más proclive al desarreglo moral -Durkheim <em>dixit</em>(1897), ayudado por su sobrino Marcel Mauss-, origen de este acto definitivo. Claro es que no todos los finales voluntarios son iguales. Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y Virginia Woolf, suicidas por inmersión -a Schnitzler le rescataron del Rin-, guardan escasa relación con Raúl Gómez Jattin, arrollado en una autopista, María Poliduri, Sylvia Plath, Karoline von Günderode y el peruano JM. Arguedas. La gente de letras no resulta, sin embargo, el colectivo más proclive a este final de la vida, como podría pensar quien lea <em>Suicidas</em>, antología preparada por Benjamín Prado, o <em>Bartleby y compañía</em> de Vila -Matas (2000). Janín aporta datos esclarecedores sobre los profesionales de la Medicina y del Ejército y sobre la adolescencia. Ya Durkheim observó la predisposición de los militares al suicidio, "muy superior a la de la población civil de la misma edad", actitud facilitada por la posesión profesional de armas, como también ocurre con las fuerzas del orden, y las condiciones extremas en caso de guerra. En cuanto a las clases sanitarias, más evidentes que los datos reales es "el fácil acceso a los fármacos y sus conocimientos sobre su uso". Lo dicho de los escritores parece aplicable a pensadores y filósofos, incluidos Sócrates y Cioran. El filósofo griego no se suicidó,<em> stricto sensu</em>, "pero alguien tan entusiasta defensor de la muerte como él tal vez no necesitara el empujón de la sentencia para beber la cicuta"; el rumano sostuvo que suicidarse era cosa de optimistas, y así él murió de viejo. Antes Schopenhauer habípensado que el suicidio demostraba la voluntad de vivir, y lo condenaba. <br />
<strong>Palabra moderna</strong> <br />
Suicidio, matarse uno a sí mismo, es palabra latina inexistente en latín. Los romanos hablaban de <em>mors voluntaria</em> o de darse la muerte (<em>mortem sibi conciscere</em>), expresiones que, como las usadas en griego, responden más a la idea de morir que a la de matar. <br />
Suicidio es neologismo tardío y de origen británico, según Corominas, que sigue a Moratín -quien lo propagó en castellano-, pero según Ramón Andrés, otro pamplonés (<em>Historia del suicidio en Occidente</em>, 2003), la palabra la habían empleado antes fray Fernando de Ceballos (1772) y J.P. Forner (1792). El DRAE lo incorporó en 1817. Littré,en 1863, aún se resistía a la malformación del vocablo, porque, olvidada la raíz clásica, comporta un doble uso del pronombre reflexivo (<em>sui</em>cidar<em>se</em>). Janín remata el asunto con la definición de la OMS: "El acto de suicidarse es un atentado contra la propia persona en un grado variable en cuanto a la intención de morir. El suicidio es el acto de suicidarse con fatal desenlace". <br />
<strong>Tabú, delito, derecho</strong> <br />
La definición, una pizca tautológica, hurta elementos esenciales, como expone André Comte-Sponville en su <em>Dictionnaire philosophique</em> (2001), no citado por Janín: "Es el homicidio de no mismo. Por eso hay quienes ven en él un crimen. Yo lo considero un derecho (.) Cuidado, sin embargo, con darle más importancia de la que conviene. No es ni una consagración ni un sacramento, ni una moral ni una metafísica. Suicidarse es elegir, no la muerte (no nos cabe tal elección: de todas maneras hay que morir), sino el momento de la propia muerte. Es un acto de oportunidad y no el absoluto que a veces se quiere ver en él (.) Es el atajo definitivo". <br />
Comte-Sponville cita a Montaigne, cuyo razonamiento no es incuestionable: "Así como no ofendo las leyes contra el robo cuando me despojo de mi propia bolsa, ni las vigentes contra los incendiarios cuando quemo mis propios bosques, así tampoco violo las leyes contra el homicidio, si me quito la vida". Sabido es que Montaigne, como antes Juan del Encina, resulta más libre y heterodoxo que la Enciclopedia, que condena el suicidio directo y el indirecto y se sitúa más cerca del tomismo que de los estoicos antiguos y aun de penalistas contemporáneos como Beccaria y Filangieri, que excluyen de la legislación toscana el delito de suicidio. Éste es un tabú en el cristianismo, el islam y el judaísmo, como explicó Hannah Arendt, pese a los variados ejemplos que ofrece la Biblia. En cuanto al Corán, lo define como el peor pecado. <br />
Libro interesante, con tono diferente -a veces irónico, a ratos impersonal, según corresponde a un diccionario-, alguna contradicción y entradas en ocasión redundantes. Así, no se entiende bien por qué las de alcohol, arsénico, cicuta, láudano y veronal no van incluidas en la de envenenamiento. Por cierto, el veronal "en fuertes dosis es de efecto mortal y puede utilizarse tanto para el asesinato como para el suicidio" (sic). Como los demás, supongo.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-44665592786574693392009-08-13T19:47:00.000+02:002009-08-13T19:57:05.588+02:00Mario Luna y Sex Code encabezan la no ficción<img align="left" alt="LIBROS - SEX CODE: EL MANUAL PRACTICO DE LOS MAESTROS DE LA SEDUCCION" hspace="10" src="http://www.casadellibro.com/l/im/3/8497633733+.jpg" width="120" />Mario Luna y Sex Code<b> encabezan en estos días las listas de libros más vendidos de no-ficción</b> que es como se llaman los libros que se centran en temas humanos, sociales, políticos, económicos, generacionales, relacionales, culinarios, de autoayuda, de cocina, ... Un amplio espectro de temas como se ve. Los de ficción son de ficción, supongo yo que porque los personajes que se explican en ellos no están en la calle esperándonos para tomar unas limonadas. <br /><br />Pero quíen es Mario Luna es algo que desconozco. Mi mundo no es su mundo, deduzco. Echo mano de internet y encuentro este vídeo:<br /><br /><object height="344" width="425"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/VWOL3apQgVg&hl=es&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/VWOL3apQgVg&hl=es&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br /><br />Así que he descubierto que es un maestro de la seducción. Y su magisterio se encuentra en <a href="http://www.casadellibro.com/libro-sex-code-el-manual-practico-de-los-maestros-de-la-seduccion/2900001169951">este libro que puedes comprar en la casa del libro por veintitantos euros</a><br /><br />O que lo puedes leer tranquilamente en tu e-book si abres esta <a href="http://www.esnips.com/doc/2f0d2e7c-704a-48a3-bf97-d9c602ba4a9f/Mario-Luna---Sexcode">página</a> y ...<br /><br />Si quieres disfrutar con humor de este tema dale al play:<br /><br /><object width="425" height="349"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/su2_TdJlbgw&rel=0&border=1&color1=0x6699&color2=0x54abd6&feature=player_embedded&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowScriptAccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/su2_TdJlbgw&rel=0&border=1&color1=0x6699&color2=0x54abd6&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowScriptAccess="always" width="425" height="349"></embed></object>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-33627638600390372272009-08-13T01:42:00.000+02:002009-08-13T01:42:16.056+02:00Recomendaciones de libros en los blogs, otras listas<b>Lo que hace Antonio en su artículo es otra lista de los más "leídos" que no vendidos. Eso se deja para los economistas y los que viven del papel y no del goce lector. Los que vivimos de lo que disfrutamos leyendo necesitamos unas listas que vayan de boca a oreja y a poder ser sin necesidad de pasar por caja. Los intermediarios en el tema de libros son mucho peores que los intermediarios del campo. Los derechos de autor son ridículos y un blog es 100 veces más rentable que cualquier libro en papel. Escucha bien las sugerencias de Antonio:<br />
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<b>ANTONIO BORBÓN | LAS PALMAS DE GRAN CANARIA</b><br />
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La crítica online marca tendencia, cada vez más son los usuarios de internet que tienen un blog o una bitácora, donde periódicamente anotan sus opiniones de todo en general y de nada en concreto. Según un estudio de la Fundación Orange el "universo blog" se ha afianzado en la sociedad española. Otro rasgo que resalta el estudio es la consolidación de los blogs no sólo como "diario personal en la web", sino también como medio de información. Los blogueros, una gran mayoría (77,8%), llevan dos o menos años tomándole afición a esta nueva modalidad de escritura, lo que indica la novedad del fenómeno en España. Uno de los blogs más leídos del mundo literario es: El Boomeran(g), blog gremial en español editado por la Oficina del Autor, que agrupa los blogs de autores como José Saramago, Vicente Verdú, Sergio Ramírez, Marcelo Figueras, Edmundo Paz Soldán, Jorge Eduardo Benavides, Iván Thays, Rafael Argullol, Félix de Anzúa, Vicente Molina Foix, Clara Sanchéz, etcétera. <br />
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Navegando por la blogosfera -el término fue acuñado en 2002 por William Quick para sintetizar el conjunto de blogs agrupados bajo algún criterio específico: localización, temática, idioma- he elaborado una lista con los libros que los blogueros, acreditados y desconocidos, recomiendan para leer durante el verano. Me permitirán que empiece por José Saramago, quien en su blog (http://cuaderno.josesaramago.org) no escatima elogios para lo que él llama su "familia de espíritu", esto es: "Fernando Pessoa, porque la puerta por donde se llega a él es la puerta por donde se llega a Portugal (ya teníamos a Camôes, pero todavía nos faltaba un Pessoa), Kafka, porque demostró que el hombres es un coleóptero, Eça de Queiroz, porque enseñó la ironía a los portugueses, Jorge Luis Borges, porque inventó la literatura virtual, y, finalmente, Gogol, porque contempló la vida humana y la encontró triste". De Saramago, Alfaguara ha publicado recientemente El cuaderno.<br />
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Corta como acostumbra, pero variada y venturosa, es la lista del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (http://www.elboomeran.com/blog/117/rio-fugitivo-blog-de-edmundo-paz-soldan) que nos llega de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York: "Este junio lluvioso en Ithaca está siendo un mes de escritura y lecturas y películas y música. Aquí, sin orden particular alguno, una lista de cosas que me han impactado. Flannery O´Connor: Sangre sabia (un exceso de predicadores freak: estamos en territorio Southern Gothic); Michael Connelly: El poeta (un thriller impecable sobre un asesino serial que homenajea a Poe); Natalia Ginzburg: El camino que va a la ciudad (para aprender que una historia microscópica, bien contada, puede contener al mundo); Sam Raimi: Drag Me To Hell (terror, y del bueno, con maldición gitana incluida)". La película de Raimi se estrenó la semana pasada en España con el título de Arrástrame al infierno.<br />
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El verano es una época para leer y, sobre todo, releer, como constata Marcelo Figueras en su blog (http://www.elboomeran.com/blog/4/marcelo-figueras): "Terminé de leer una novela que comencé a releer de inmediato. Se llama Meridiano de sangre [Mondadori], de Cormac McCarthy, y es la primera obra maestra contemporánea que he leído desde Las aventuras de Augie March, de Saul Bellow; un relato que sin duda alguna se instalará más temprano que tarde entre los más grandes de la literatura, junto a Moby Dick y El corazón de las tinieblas, de los cuales en más de un sentido es tributario. Como tantos otros, yo empecé a leer a McCarthy por sus obras más recientes: No es país para viejos y La carretera. [...] Leer Meridiano de sangre lo pone a uno en trance. A mí me ha pasado tan sólo con una manojo de autores y de libros, que me mueven a levantarme de la silla y leer en voz alta como quien pronuncia un conjuro... Shakespeare. Una buena traducción de La Biblia. Bellow. Moby Dick. Conrad. No mucho más".<br />
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Best sellers<br />
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Pero no sólo de clásicos vive el bloguero durante el periodo estival. Con los primeros calores, ya se sabe, los best sellers tienen un sitio en el bolsillo, la mochila o la guantera del coche. Entre los más comentados en la red está El nombre del viento (Plaza & Janes), de Patrick Rothfuss, cuyo protagonista es un hombre que ha "recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar siquiera de día". En el sitio web http://www.nerkinet.com, una bitácora escrita por dos hermanos, la novela de Rothfuss no tardó en circular de uno a otro, manteniéndolos despierto toda la noche: "Siempre recuerdo con gusto esos momentos en los que me digo que sólo leeré 10 minutos y a dormir, cuando sé que estoy deseando terminar unos cuantos capítulos. Sin ir más lejos con este libro me pasó algo curioso. Llevaba cerca de una semana que no avanzaba mucho con el libro por tener demasiadas cosas en la cabeza. Un día, un poco más tranquilo, me puse a leer los 10 minutos de rigor. Para cuando quise darme cuenta me había leído 400 páginas del tirón".<br />
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Con mucha más tranquilidad se tomó el bloguero del sitio web http://www.elhojeador.com el tercer volumen de la trilogía Millenium, La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino), de Stieg Larsson: "En este último, se intentan aclarar todos los problemas que surgen en La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y que se quedaron sin resolver, razón por la cual, es tremendamente parecido al segundo. [...] He agradecido bastante el cambio de ritmo del libro, creo que no es tan frenético como el anterior, no sé si realmente es así o que, como son tan parecidos, ya estaba acostumbrada... pero La reina se lee con mucha más tranquilidad, por lo menos hasta casi llegar al final; en el anterior se suceden los hechos a una velocidad vertiginosa y hay tantos giros argumentales que a uno le cuesta seguir con su vida normal sin tener unas imperiosas ganas de salir pitando a casa a seguir leyendo". <br />
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Si hay alguien que no puede parar de leer, sobre todo la última novela de Stephen King, Duma Key (Plaza & Janés), ése es sin duda el responsable del sitio web hptt:/nopuedoparardeleer.blogspot.com: "En Duma Key, King mezcla ciertos elementos que recuerdan a otras obras anteriores, un cóctel que hace de ésta una novela muy interesante. Tal y como le ocurre a John Smith en La zona muerta, o a Paul Sheldon en Misery, en Duma Key un terrible accidente lleva a Edgar Freemantle al borde de la muerte. Quizá sea esta experiencia próxima a la muerte la que despierte en él cierto don para la pintura, ya que poco a poco descubrirá el poder sobrenatural de sus dibujos (¿recordáis El retrato de Rose Madder?). Tanto si sois seguidores de King como si no, esta novela os engañará desde el principio". Si bien todavía hay quienes siguen discutiendo sobre el talento y la calidad de la obra de King, desde el sitio web hptt:/ellugardelofantastico.blogspot.com nos aseguran que ha llegado "el momento de dejar de discutir y comenzar a leer. Y Duma Key es una excelente opción".<br />
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Un lector tiene a veces intuiciones absolutamente fiables. Una de las pocas intuiciones del bloguero del sitio web hptt:/elbarzal.blogspot.com fue La soledad de los números primos (Salamandra), de Paolo Giordano: "Me compré el libro ayer mismo porque no tenía una triste novela que echarme al cuerpo, y no se puede sobrevivir sólo con esos clásicos de antes de dormir que se van acumulando en la mesilla: relecturas, poesía de cabecera... Cuando lo vi, despertó en mí cierta contradicción, porque me sonaba a uno de los fijos en las listas de los más vendidos y eso siempre me hace recelar pero, en cambio, me atrajo sobremanera su título: La soledad de los números primos. La asociación de emociones a conceptos matemáticos debía ser parte del reclamo editorial, pero surtió efecto y me lo llevé de la mesa de novedades. Ni sé ni querría hacer una reseña (qué horror) y lo mejor que se me ocurre decir sobre un libro es que me ha gustado. El grado de satisfacción se puede deducir de la velocidad de la lectura, y éste empecé a leerlo después de comer y lo acabé antes de ir a dormir. Así que, sí, me gustó".<br />
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Decía Roberto Bolaño que "hay libros que inspiran miedo. Miedo de verdad. Más que libros parecen bombas de relojería o animales falsamente disecados dispuestos a saltarte al cuello en cuanto te descuides". Esta experiencia la ha tenido el bloguero del sitio web hptt:/lasombradegrumm.blogspot.com con Nocturna (Suma de Letras), de Guillermo del Toro y Chuck Hogan: "El arranque de la novela es tremendo. Hogan y del Toro te mantienen pegado a la historia a base de tensión y desconcierto; una catástrofe singular e imposible que, poco a poco, va adquiriendo tintes apocalípticos. [...] Si Drácula llega a Londres en barquito, el Amo llega a Manhattan en un avión y, como ya sucediese en la novela de Stoker, no deja bicho viviente en el avión. Consecuencia, que cunde el pánico en el aeropuerto. Los cadáveres no muestran signos de violencia, están tranquilamente sentados en sus asientos y todas las ventanillas y compuertas del avión permanecen cerradas y atrancadas. Al menos hasta que una pequeña trampilla se abre y a Ephraim Goodweather, un médico especializado en crisis bacteriológicas, le toca la agradable tarea de adentrarse en la boca del lobo".<br />
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La editorial Anagrama ha publicado en un volumen las cinco novelas protagonizadas por Tom Ripley, el camaleónico personaje creado por Patricia Highsmith. Ripley nació en A pleno sol, en 1954. Entonces tenía 25 años. Si aún permaneciera con vida, tendría 80 años recién cumplidos, como bien lo ha recordado el escritor James Campbell en una nota publicada en The New York Times, que evidencia la lectura obsesiva de su saga: A pleno sol, La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro. No existe mejor ocasión para celebrarlo que llevarse el libro de Ripley a la playa. ¿Por qué genera tanta atracción Tom Ripley, un serial killer que no necesita recurrir a las extravagancias y la casquería de Annibal Lecter? Porque, como recuerda el bloguero del sitio web hptt:/ciertagente.blogspot.com, prefirió ser un asesino antes que un don nadie. Ripley "es ese niño que derrama jugo sobre la mesa y emprende una acción enrevesada para ocultarlo: tumba la tetera, rompe el plato, incendia la mesa y arrasa con la casa entera".<br />
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Highsmith dijo en una ocasión que la novela policíaca más sangrienta era una broma al lado de cualquier libro de cocina. Claro que entonces el escritor irlandés John Connolly no había escrito ningún de los siete títulos de la serie del detective Charlie Parker: Todo lo que muere, El poder de las tinieblas, Perfil asesino, El camino blanco, El ángel negro, Los atormentados, y la que acaba de publicar Tusquets, Los hombres de la guadaña, que ha hecho que sus seguidores se froten las manos de puro contento, especialmente el bloguero del sitio web hptt://www.labitacoradeltigre.com: "Lo más destacable para los aficionados a la serie del ex detective Charlie Parker (aquí desposeído de su licencia y de su permiso de armas, y obligado a ganarse la vida como camarero en un bar de Portland) es que el autor ha cedido el protagonismo de la historia a Louis y Ángel, amigos, ayudantes de Parker y, seguramente, una de las parejas homosexuales más inquietantes y peligrosas de la historia de la literatura. Los hombres de la guadaña constituye el reverso de la mayor parte de las novelas de la serie, puesto que en ella no son Louis y Ángel los que intervienen para ayudar a Parker, sino justo al revés; de hecho, el detective apenas aparece en la trama, salvo para ayudar a sus amigos en lo que parece una encerrona".Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-2940143318969205002009-08-05T23:31:00.003+02:002009-08-05T23:31:59.313+02:00La literatura argentina actual, sus nombres y sus obras<h1>Perpetuo florecer de la literatura argentina</h1><h3> </h3><div class="firma"> <strong>ANTONIO JIMÉNEZ MORATO</strong> <em></em>01/08/2009 <br />
</div><div class="contenido_noticia"> Todos los lectores atentos llevan una temporada fijándose en lo que sucede en Argentina. Quizás tan sólo de México, con más del doble de población , están surgiendo tantos narradores interesantes. A lo largo de la última década se ha normalizado en España la situación editorial de Piglia, Aira y Fogwill, las grandes referencias de los narradores argentinos de hoy. Sirva como ejemplo la publicación de la excelente <i>nouvelle</i> perdida -se supone que fue escrita a finales de los setenta y dormía en un almacén de originales nunca publicados - de Fogwill <i>Un guión para Artkino,</i> sobre una Argentina gobernada por una dictadura socialista en la que un escritor recibe el encargo de su vida: un guión para la gran productora cinematográfica moscovita Artkino. Más allá de una revisión de la distopía orwelliana, se trata de una excelente aventura estilística donde se funde la narración íntima con la retórica marxista.<br />
Esta presencia habitual de los grandes autores argentinos ha venido acompañada de la recuperación de libros de escritores que, aunque fundamentales, no se encontraban en las librerías, como el malogrado Rodolfo Walsh, y de la presentación de algunos de los más destacados representantes de la generación siguiente como Fresán, Pauls, Tabarovsky o Chejfec. En estos meses ha aparecido un nutrido número de nuevos libros que, además, permitirán conocer a autores nuevos, que vivieron su niñez entre la dictadura y la guerra de las Malvinas y han sufrido de primera mano los efectos de la crisis del <i>corralito</i> en su madurez. Quizás un ejemplo paradigmático de esta nueva generación sea la del escritor hijo de desaparecidos de la dictadura, como es el caso de Félix Bruzzone, autor de un libro de cuentos, <i>76,</i> y una novela, <i>Los topos,</i> y editor de Tamarisco, que se ha convertido en una de las más firmes realidades entre los jóvenes escritores argentinos.<br />
Hay un diagnóstico claro: en Argentina está pasando algo muy importante para la narrativa en castellano, pero, ¿qué exactamente? En un ensayo fundamental, <i>Literatura de izquierda</i> -sólo se puede conseguir en España mediante la importación-, Damián Tabarovsky ofrecía un diagnóstico iluminador sobre el caso: la crisis económica argentina favoreció que editores y escritores optaran por la Academia frente al Mercado. Justo lo contrario a lo sucedido en España, por ejemplo. Aunque hay muchísimas obras de escasa calidad rondando por las librerías porteñas, el negocio sigue siendo limitado y hay pocas posibilidades de hacerse rico escribiendo. La única manera de exportar es seguir el sendero de la calidad. Un autor sólido es el argumento idóneo para convencer a los grandes grupos editoriales en castellano, ubicados casi siempre en España, y a los traductores, sobre todo a las empresas francesas, que siguen simbolizando el parnaso cultural para los argentinos. En ese sentido parece vigente el sueño de replicar el trayecto de la obra de Borges: el éxito de sus libros en Francia le catapultó a la fama mundial. Si las agencias de publicidad y las productoras audiovisuales están llenas de creadores argentinos, era cuestión de tiempo que las editoriales abrieran las puertas a una nueva generación de autores que están trastocando el panorama de la literatura.<br />
En <i>La joven guardia,</i> Maximiliano Tomas ha reunido a veintitrés autores que rondan la treintena. Todos tienen como mínimo un libro publicado -algunos muchos más-, y en todos se aprecia una voluntad de acercarse a la calle, de huir de los claustros universitarios y la teoría literaria en la que se movía la generación anterior. Juan Terranova, uno de los más activos escritores de este grupo -preparó la recopilación <i>Buenos Aires 1:1</i> para Entropía-, ya ha buscado un nombre para bautizar de manera solemne a sus coetáneos: la Generación del Bicentenario, aprovechando que el año próximo se conmemorará la Revolución de Mayo con la que se inició el proceso de emancipación de la corona española. Una preocupación por la Historia que se aprecia en la portentosa <i>El comienzo de la primavera,</i> de Patricio Pron, ganadora del Premio Jaén de Novela. Por otro lado, Diego Grillo Trubba, otro recopilador contumaz -ha reunido varias colecciones para Mondadori Argentina- y licenciado en Sociología, huye en cambio de esas opiniones y afirma que sus colegas muestran el hastío del pueblo argentino por su clase política. Un cansancio que encuentra su metáfora casi perfecta en <i>Opendoor,</i> la primera novela de Iosi Havilio, narrada por una protagonista de la que se desconoce casi todo, incluso su nombre, y que gravita sobre la nada, sobre la ausencia de acontecimientos o la anestesia que provoca el exceso de los mismos, y que ha cautivado a la crítica calificándola de sorprendente y seductora. O la brutalidad explícita y descarnada de la novela de Carlos Busqued <i>Bajo este sol tremendo,</i> donde la violencia y sus efectos aparecen sin ningún tipo de explicación que las atenúe. Lo que sí se puede comprobar sin problema es la constante comunicación entre los autores -casi todos administran <i>blogs</i> y acuden a cuantiosos encuentros y recitales juntos- y la conciencia de ser una alternativa clara y explícita a la generación anterior.<br />
Lo que sorprende, en cualquier caso, a todo lector español es que esa renovación literaria cuente con autores de todas las edades. Quizás el caso más llamativo sea el de Aurora Venturini, que con chenta y cinco años ganó el Premio Nueva Novela del diario <i>Página 12</i> con el libro <i>Las primas.</i> El jurado, con Fresán y Pauls entre otros, no terminaba de decidirse ante el miedo de que se tratase de alguna broma de Aira o algún otro escritor con ganas de juerga. Pero resultó que no, que la novela que dinamita casi todas las convenciones narrativas y estilísticas era obra de una anciana que fue amiga de Perón, tenía más de treinta libros publicados y ya en 1948 recibió un premio de las manos de Borges. Lo más importante es que en las entrevistas nunca ha dudado en asegurar que ella es una nueva autora porque todavía tiene ganas de aventurarse al escribir. Unos riesgos que también asume Hebe Uhart, con 73 años, en su reciente libro de relatos <i>Turistas,</i> lleno de historias humildes que se expanden tras su lectura. Fogwill, poco dado a elogios, la considera la mejor escritora argentina.<br />
O desde todos los terrenos de la narración. El que posiblemente suene más al aficionado al cine sea Sergio Bizzio. De un cuento suyo surgió la película de su pareja, Lucía Puenzo -también escritora y que llevó al Festival de Málaga su última película, <i>El niño pez-</i>, <i>XXY</i>, y de otra de sus novelas, <i>Rabia,</i> prepara Guillermo del Toro una adaptación. Pero es que la potencia de la narrativa de Bizzio bebe del cine y del libro, incluso de la televisión: <i>Realidad</i> cuenta un asalto televisado de un grupo terrorista islámico a la emisora del programa <i>Gran Hermano.</i> La telerrealidad manipulada se convierte así en una metáfora de los mecanismos de la literatura para dialogar con la realidad. Diálogo que domina otra novela suya, <i>Era el cielo,</i> que se inicia con la impactante escena de un guionista que presencia la violación de su mujer.<br />
Se hace evidente así el constante y eterno Mayo de la literatura argentina.<br />
</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-83894757245619384522009-08-04T11:27:00.000+02:002009-08-04T11:27:37.957+02:00Síntesis cultural de El Principito:un libro clave en nuestras vidasMaría del Carmen Rodríguez el 03 Agosto 2009 en <a href="http://www.duna.cl/web/category/kiosko-del-mundo/" rel="category tag" title="View all posts in Kiosko del Mundo">Kiosko del Mundo</a> <br />
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EL PRINCIPITO QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO (Magazine, El Mundo, España).<br />
Si las personas fuésemos libros, la mayoría de españoles dice que sería El principito. Sesenta y seis años y 80 millones de copias vendidas después de su publicación, el relato de Saint-Exupéry aún fascina a generaciones de lectores. Su canto a la imaginación, su espíritu, precedente de lo que hoy llamamos autoayuda, y un lirismo, para sus también muchos detractores, cursi, lo explican. Un libro reciente desvela algunos de sus secretos.<br />
SILVIA GRIJALBA<br />
La Biblia, el Corán, El capital y El principito han estado durante años en los primeros puestos de la lista de los libros más vendidos en el mundo. La religión, el materialismo y los ideales. Los tres pilares que mueven a los seres humanos. La particularidad de El principito es que puede encontrarse en la estantería de los que tienen El capital en su despacho y en la de quienes guardan en la mesilla un ejemplar de la Biblia o el Corán. Desde que se publicó, en 1943, se han vendido 80 millones de ejemplares y ha sido el libro de cabecera de millones de personas que ven en él un pedazo de su infancia, y una lírica de tintes filosóficos (siempre positivos), cercana a lo que ahora puede llamarse un libro de autoayuda. Por supuesto, también tiene detractores, que tachan esta obra de ñoña.<br />
Este cuento metafórico de un niño que vive solo en un planeta diminuto y del que cada cual cuenta una versión distinta del argumento porque es un relato metafórico, casi un oráculo, nunca deja de estar de actualidad. Cuando no se anuncia una posible serie de televisión, se descubre la identidad del piloto que abatió en 1944 el avión de guerra que pilotaba su autor, el francés Antoine de Saint-Exupéry, y que lo mató a la edad de 44 años. Últimamente está especialmente de moda por una serie de noticias sobre él, pero también por esa defensa de la ecología y esos consejos que ofrece. Sin olvidar que lo que propugna es el triunfo de la imaginación, un recurso esencial para estos tiempos. El año pasado, la Escuela de Escritores organizó una encuesta preguntando por “el libro que serías si las personas fuéramos libros”, y El principito encabezó el ranking, seguido de Rayuela (Julio Cortázar) y Cien años de soledad (Gabriel García Márquez).<br />
CRÍTICA A LA SOCIEDAD ADULTA. Recientemente, se ha descubierto un manuscrito, valorado en 300.000 euros, donde Saint-Exupéry cuenta la experiencia que vivió en 1935, cuando su avión tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el desierto de Libia. Un hecho que sirvió de inspiración para El principito. Este hallazgo coincide con la publicación del libro La verdadera historia de El principito, donde se desvelan algunos aspectos muy íntimos de Saint-Exupéry y de la gestación de este libro.<br />
¿Por qué gusta tanto El principito? Raquel Gisbert, editora de Temas de Hoy, del grupo Planeta, considera que el libro consigue dos elementos que, así vistos, es lógico que atraigan a todo el mundo: la infancia perdida y la Verdad con mayúsculas. “A las culturas herederas de la Ilustración, como la francesa o la española, nos quedó una impronta muy marcada sobre las teorías rusonianas. Rousseau consideraba que el hombre es bueno por naturaleza, es decir, que nace bueno y que, sin embargo, en contacto con la sociedad, su conocimiento innato se mancilla y enturbia”, comenta.<br />
“El pequeño príncipe”, prosigue, “es ese niño rusoniano que todos hemos perdido y que, por supuesto, todos hemos aprendido a anhelar: parece que de sus palabras emana un conocimiento ancestral, nos revela la Verdad que nuestros oídos están preparados para escuchar, esa que desde tiempo inmemorial se ha convertido en la gran búsqueda del hombre. En ese sentido, es una crítica a la sociedad adulta y, por tanto, propone una reflexión sobre los valores sobre los que se asienta cualquier comunidad sólida: la responsabilidad, la amistad, la fraternidad, el amor, la eternidad de las cosas pequeñas, lo superficial como perecedero”.<br />
Según Alain Vircondelet, biógrafo de Saint-Exupéry y autor del recién publicado La verdadera historia de El principito (Roca Editorial), su éxito en una época convulsa como la de los años posteriores a la II Guerra Mundial tiene que ver con la tesis de Gisbert y, desde luego, explica que haya llegado a los lectores de todas las generaciones. “En esos años trágicos”, dice en el libro, “en los que la Historia parece firmar el fin del Hombre, Saint-Exupéry sólo tiene una idea: afirmar la verdad del amor”.<br />
En ese mismo libro se habla de que el personaje es, en el fondo, la combinación de distintos héroes de cuentos de todas las civilizaciones. “La figura de El principito es el fruto casi sincrético de varios niños procedentes de cuentos extraídos de la literatura universal, tanto europea como árabe, por ejemplo, y que también se enriquece con detalles tomados de su entorno”, anota Vircondelet, quien también mantiene que los pasajes donde que el principito cuida a la rosa a la que al principio no hacía caso son una metáfora de su relación con su esposa Consuelo, parte esencial de su vida y de su obra.<br />
ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO. En ese mensaje de amor y bondad también ahonda la filóloga de la UNED Alicia Mariño, gran admiradora de este personaje y estudiosa del tema: “Saint-Ex (como lo conocen en Francia) vivió entre la tierra y el cielo. Y en ese lugar etéreo donde flotan los sueños se sitúa El principito. Un cuento filosófico en la línea más depurada de la tradición francesa, un relato metafórico que acoge la alegoría, y donde su autor, escritor/aviador, resucita temas eternos como el amor, la amistad o la muerte. De la mano de la imaginación, las palabras del principito, arropadas por la belleza de la sencillez, adquieren la categoría de preceptos para asegurar una estancia gratificante en el planeta de la vida, que algo tienen que ver con aquel Candide de Voltaire que nos aconsejaba ‘cultivar nuestro jardín’”.<br />
Efectivamente, este relato tiene diversas lecturas. Los más pequeños pueden quedarse en lo superficial, en cómo un sombrero puede ser realmente una boa que se ha comido un elefante, y los mayores ir más allá y entender las metáforas sobre la necesidad de cuidar el planeta y a los seres queridos, lo ridículo que es juzgar a los demás por su aspecto (acordémonos del Astrónomo) o lo importante que es la amistad.<br />
La escritora Espido Freire, que acaba de publicar el libro Hijos del fin del mundo (Imagine Ediciones, Premio Llanes de Viajes), explica cómo ella ha ido enamorándose y descubriendo El principito a lo largo de toda su vida. “El primer fragmento que leí fue el del cordero”, recuerda. “Ni siquiera figuraba en un libro mío, sino en uno de mi hermana. Luego, el libro de lectura incluía otros: el del sabio que había inventado una píldora para la sed, o la escena del principito y la serpiente. Algunos años más tarde lo leí, conmovida, y todavía más años más tarde, un caluroso verano, me encontré en una barbacoa de amigos con una niña inquieta a mi cargo”.<br />
“Desesperada, intenté entretenerla con las malas artes que tantos años de niña y de cuidadora de niña me habían dado”, continúa. “Antes de que me enterara, me encontré dibujándole un cordero dentro de una caja. Sus hermanos se acercaron, cada cual dibujando su cordero, cojo, jovencito, entrañables corderitos trazados sobre la arena del jardín trasero. Así es la literatura: entrañable, dulce, eterna, útil”.<br />
El presentador de televisión y autor de la novela Que sea la última vez que me llamas Reina de la Tele (Martínez Roca) Maxím Huerta, reconoce que no apreció la obra hasta que fue mayor. Actualmente, colecciona ejemplares en varios idiomas.<br />
“Todo el que no quiera perder su infancia debe leer y amar esta historia”, afirma. “El principito es ese libro que te obligan a leer cuando eres pequeño y que no entiendes por mucho simbolismo que le vean los adultos. A los niños no hay que domesticarlos ni hablarles de rosas, de otros planetas, de zorros que hablan…: ellos ya hablan con sus amigos imaginarios, ya sueñan con otros planetas y piensan que son alcanzables”.<br />
Esa capacidad para cautivar que sólo tienen algunos cuentos es algo innegable en El principito y sus dibujos, unos trazos que, según cuentan en el mencionado La verdadera historia de El principito, parecen inspirados en una especie de autorretratos que hizo Consuelo, la mujer (oficial, porque Saint-Exupéry tuvo varias amantes a lo largo de su vida) del escritor y que le sirvieron de inspiración para crear a ese niño con el pelo levantado, con un aspecto intemporal.<br />
Pero como bien coinciden en señalar tanto la editora Raquel Gisbert como la escritora Ángela Vallvey, en el éxito masivo de la obra también influyó la muerte de Saint-Exupéry, en acto de combate durante la II Segunda Guerra Mundial. Su autor era una estrella del momento.<br />
Vallvey, finalista del último Premio Planeta por su Muerte entre poetas, confiesa su envidia por Saint-Exupéry en esta obra en concreto. “Me gusta El principito”, asegura. “Es el tipo de historia que cualquier escritor querría haber firmado: tiene el encanto de la sencillez que oculta una sutil profundidad; de la originalidad, tan escurridiza siempre; y de la universalidad, porque ha atravesado varias épocas de la convulsa historia del siglo XX y la fascinación que despierta continúa intacta en el XXI”.<br />
CURSI Y MONÁRQUICO. Pero no todo el mundo tiene la misma opinión. La crítica que se oye con más frecuencia es la de que Saint Exupéry escribió una versión idealizada de la infancia. El escritor y músico (de Siniestro Total, entre otros proyectos) Julián Hernández pertenece a ese grupo de detractores. “La inocencia de los niños”, comenta, “es una de esas leyendas urbanas que aún quedan por desmontar. A Miró le costó mucho encontrar un lenguaje plástico que muchos consideran fácilmente reproducible por un niño, pero eso es otra falacia. El principito es cursi y monárquico (por lo tanto jerárquico y hereditario). Y Occidente salió de las tinieblas cuando la res publica (la república) se hizo fuerte”.<br />
Julián Hernández siempre ha sido vehemente en sus opiniones… En el otro bando, en el de los que admiran la novela de Saint-Exupéry, milita la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. Escuchándola, parece claro que la ambigüedad y ese carácter sugerente, de oráculo, que tiene todo libro metafórico se dan en esta obra más que en ninguna.<br />
“De El principito recuerdo su recorrido por varios planetas, conversando con diversos personajes absurdos a los ojos de una niña”, explica. “Especialmente, su encuentro con el hombre de negocios, empeñado en contar ‘cositas que brillan’ para que fueran de su propiedad y poder seguir comprando más si conseguía venderlas. Lo que contaba eran estrellas. ‘Las personas grandes son muy extrañas’, concluía el pequeño príncipe. ¡Hay tantas ocasiones en las que recuerdo ésa y otras lecciones del delicioso principito!”.<br />
APOYOS<br />
MAXIM HUERTA. Periodista. Utiel (Valencia), 1971. “Es ese libro que te obligan a leer cuando eres pequeño y que no entiendes por mucho simbolismo que le vean los adultos. Pero todo el que no quiera perder su infancia debe leer y amar esta historia”.<br />
ESPIDO FREIRE. Escritora. Bilbao, 1974. “El primer fragmento que leí fue el del cordero. Años más tarde, un caluroso verano, me encontré en una barbacoa de amigos con una niña inquieta a mi cargo. Antes de que me enterara me encontré dibujándole un cordero dentro de una caja”.<br />
ÁNGELA VALLVEY. Escritora. San Lorenzo de Calatrava (Ciudad Real), 1970 . “Es el tipo de historia que cualquier escritor querría haber firmado: tiene el encanto de la sencillez que oculta una sutil profundidad; de la originalidad, y de la universalidad. Ha atravesado el convulso siglo XX y la fascinación que despierta continúa intacta en el XXI”.<br />
…Y ALGUNAS CURIOSIDADES:<br />
-La Oreja de Van Gogh tomó de esta obra la frase “Lo que hace bello al desierto es que guarda agua en su interior”, de su canción Dicen que dicen.<br />
-Richard Burton ganó un Grammy en 1974 por la grabación de un disco como narrador de El principito.<br />
-En el capítulo 5 de la cuarta temporada de Perdidos, hay referencias a El principito que sólo los estudiosos de la serie han captado.<br />
-Hay un museo dedicado al libro en Hakone (Japón).<br />
-El cantante británico Morrisey sale leyendo el libro en el vídeo de su canción Suedehead.<br />
-Los coleccionistas no se ponen de acuerdo sobre el número exacto, pero se sabe que el libro se ha traducido a más de 180 lenguas y dialectos.<br />
-En 2005 se tradujo al toba, una lengua indígena argentina. Es el único libro que se ha traducido a ese idioma después de la Biblia.<br />
LAS “PRINCESITAS” DE SAINT-EXUPÉRY… A pesar de estar casado, Antoine de Saint-Exupéry mantuvo relaciones con muchas mujeres, desde simples amigas a amantes conocidas por su esposa. Algunas tuvieron su importancia en la génesis de El principito.<br />
-Consuelo de Saint-Exupéry. Artista salvadoreña con quien el escritor se casó en 1931. Mantuvieron una relación tormentosa, pero ella es la rosa de la que dice el pequeño príncipe: “¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla”.<br />
-Annabella. Actriz y esposa de Tyrone Power. Se conocieron en 1935, en el rodaje de una película de la que el escritor fue guionista. Durante la escritura de El principito, Saint-Exupéry la telefoneaba constantemente para leerle cada nuevo capítulo.<br />
-Hedda Sterne. Pintora de origen rumano a la que conoció en Nueva York. También escuchó por teléfono páginas y páginas del libro. Presumió de ser quien empujó a Saint-Exupéry a ilustrar él mismo el libro, un mérito que también pretenden anotarse muchas otras personas del entorno del francés.<br />
-Silvia Hamilton. Joven y atractiva periodista a cuyos encantos sucumbió el escritor, entre otras razones, por sus maternales cuidados. En su casa completó buena parte del libro.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-49755210114414783642009-08-02T23:41:00.001+02:002009-08-02T23:41:27.139+02:00Así es la novela negra<div align="right"><b><a href="http://www.realidadliteral.net/CV%20jesus%20alonso%20ruiz.htm"> <span style="color: black;">Jesús Alonso Ruiz </span></a></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">EVOLUCIÓN DE LA NOVELA NEGRA: DEL DETECTIVE DURO AL MONSTRUO EDUCADO</span></span></b><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;"> </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">1. El nombre de la cosa</span></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Resulta imposible definir o, siquiera, establecer límites a la novela policial.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Esta imposibilidad se deriva de dos aspectos que han venido acompañando al género desde su nacimiento:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"> <span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">a)</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal;"> </span></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El caos terminológico resultante de denominaciones diferentes en lenguas diferentes.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"> <span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">b)</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal;"> </span></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La variedad del contenido de las historias que cuenta.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;"> <span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">Para empezar, el término “policial” merece alguna aclaración: hace algunos años, en español se prefería el término policíaco, proveniente del francés <i>policier</i>. No obstante, en Argentina, Borges y Bioy Casares</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Verdana;"><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_edn1" name="_ednref1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="color: black; font-family: Arial;">[1]</span></span></a></span><span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"> y, en España, Javier Lasso de la Vega</span></span></span><span style="color: black; font-family: Verdana;"><span style="font-size: x-small;"><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_edn2" name="_ednref2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="color: black; font-family: Arial;">[2]</span></span></a></span><span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;"> prefieren la denominación <i>policial</i>, que se ha hecho hoy la más común.</span></span></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Tanto policíaco como policial, son dos palabras poco ajustadas para relatos en los que lo “policial” está, la mayor parte de las veces, muy lejos de su contenido. Con mayor propiedad hablaríamos de novela delictiva si no fuera porque el delito está, a su vez, presente en una enorme cantidad de novelas que se resistirían a ser catalogadas como “policiales”.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">A partir de esta precisión convendría decir que el género nace sin ninguno de estos términos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Sin necesidad de remontarse (como es costumbre en casi toda aproximación al género) a <i>Las mil y una noches</i> o al <i>Zadig</i>, de Voltaire, el género, en su forma moderna, aparece con cuatro relatos de Edgar Allan Poe (1809-1849): <i>El asesinato de Marie Roget</i>, <i>Los crímenes de </i></span></span><span style="font-size: x-small;"><i> <span style="color: black; font-family: Arial;">la Calle de la Morgue</span></i></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">, <i>La carta robada</i> y <i>Tú eres el hombre</i>.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En ellos el protagonista no es un policía, sino un amateur (aún sin el nombre de detective) fanático de la reflexión y cuyas aventuras intelectuales están narradas por un amigo innominado, prefigurando así al doctor Watson. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El género alcanza la madurez con Arthur Conan Doyle (1859-1930) y su Sherlock Holmes, protagonista de cuatro novelas y 56 relatos breves (lo que los holmesianos llamamos el <i> canon</i>).</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Los cuentos de Holmes fijan los elementos que se convertirán en el paradigma de este tipo de relatos que irán poco a poco complicándose y depurándose hasta convertirse en lo que se ha dado en llamar <b>novela-problema</b>:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 18pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"> <span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">·</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal;"> </span></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Un detective privado.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 18pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"> <span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">·</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal;"> </span></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Un problema aparentemente insoluble.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 18pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"> <span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">·</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal;"> </span></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Una solución racional que excluye elementos sobrenaturales.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Con el tiempo, se desarrollan, se recrean y se combinan hasta la extenuación esos elementos:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El <b>detective</b> privado de nacionalidades, llamémosle exóticas: Poirot (belga), Charlie Chan (chino hawaiano); de aficiones curiosas: Nero Wolfe (cultivador de orquídeas); de profesiones curiosas: Ellery Queen (escritor de novelas policiales), Gilles Gott (profesor de literatura); con minusvalías: Max Carrados (ciego); etc.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El <b>problema</b> (el crimen) alcanza variaciones verdaderamente sorprendentes: la habitación cerrada (<i>Hasta que la muerte nos separe</i>, de J. Dickson Carr), el submarino (una situación en la que el número de sospechosos es obligatoriamente reducida y cerrada), la desaparición a la vista de varias personas, etc.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Lo único que queda inalterado es (con alguna excepción sin importancia) la <b>solución racional</b> del problema.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El mundo de esta <b>novela-problema</b> es, hablando en términos generales, el de los diletantes: clases altas, mansiones lujosas, crímenes refinados…</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Se trata de una novela en la que el juego intelectual predomina sobre cualquier otra consideración.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Aunque lenta, el género entró en una muerte dulce que dura hasta nuestros días en los que se ha ido diluyendo en varios tipos nuevos de novela.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Hacia el final de la I Guerra Mundial aparecen en EEUU una serie de revistas baratas, denominadas <i>pulp</i> (por la pulpa de papel en la que están impresas) que darán un nuevo enfoque al género. Los nombres de esas revistas consagran la palabra “detective” como adjetivo del género: <i>Detective Tales, Detective Fiction</i>… Es, no obstante, <i>Black Mask</i> la revista que publica a los autores que van a significar el nacimiento de la llamada <b>novela negra: </b>allí publica Dashiell Hammett quien, junto con otros autores, pondrá las bases de ese nuevo enfoque de la novela policial.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El nombre, sin embargo, sigue siendo escurridizo: el estilo con el que escriben suele llamarse “hard boiled” (más o menos, “fuertemente hervido”; en adelante, “duro”), aunque esa denominación hace más referencia al lenguaje que se utiliza (el del hampa, callejero) que a los temas que trata. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Sin embargo es ahí (en los temas y los ambientes) donde se produce la variación que auspicia el nacimiento de un nuevo género: la <b>novela negra</b> de estilo duro describe las contradicciones (ricos/pobres, poderosos/indefensos) de la sociedad donde se desarrolla: no se encierra en mansiones con mansardas, no trata sobre crímenes ingeniosos, sino brutales y, en suma, el problema que plantea no es la solución de ese crimen, sino el grado de culpabilidad asumible por los buenos o los malos, cuya frontera se desvanece.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El período de la Ley Seca y el subsiguiente al crack del 29, son el escenario perfecto para la <b> novela negra</b>: una sociedad donde la corrupción de los políticos, de la policía y el empuje del hampa se llevan por delante a los ciudadanos más débiles. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En esa sociedad, el detective de las novelas actúa como justiciero (a veces al margen de la ley) que condena al culpable, independientemente de su clase social o de su relación con él mismo. Si el detective no procediera así, es seguro que el sistema legal, ya corrompido, los declarara inocentes.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Así pues, la negra se convierte en la novela social de la literatura policial. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Un repaso a los nombres de la cosa no estaría completo sin la mención de la llamada <i>Série Noire</i> francesa, que es, de hecho, la que le da el definitivo apelativo “negro” al género. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Nacida en 1945, la editorial Gallimard empieza a publicar en esa serie a autores norteamericanos “duros” y también a autores franceses que llegan a elegir un <i>nom de plume</i> anglosajón para hacerse más creíbles. El sistema se extiende a otros autores que no publican el la <i>Série</i></span></span><span style="font-size: x-small;"><i><span style="color: black; font-family: Arial;"> Noire</span></i></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;"> dirigida por Marcel Duhamel: el mismo Boris Vian adopta el de Vernon Sullivan para escribir un par de novelas negras de delirante violencia y sentido del humor.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">No obstante, el nombre popular que en Francia adopta la novela policial, especialmente la negra, es el de “polar”.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Echemos, pues, un vistazo a eso que hemos llamado <b>novela negra</b>.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">2. Del detective duro al monstruo educado</span></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> <span lang="EN-GB" style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">2.1</span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Arial;">. </span></span><span lang="EN-GB" style="color: black; font-family: Arial;"> <span style="font-size: x-small;"> Sam Spade & Philip Marlowe, detectives.</span></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En sus orígenes, la novela negra presenta ya ciertas características que la separaron definitivamente de la <b>novela-problema</b>:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El estilo de escritura (especialmente en los diálogos) que no rechaza, sino más bien busca, el lenguaje callejero, coloquial o del hampa.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En eminente consumación del ideal aristotélico sobre la imitación de la naturaleza y el decoro, en estas novelas los hampones, macarras, policías y detectives se expresan de acuerdo a su condición. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La voz del narrador, además, no rechaza la descripción pormenorizada de asuntos desagradables: palizas, heridas…</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Las tramas empiezan a considerar el delito como parte inevitable del cuerpo social, no como un accidente de la educación moral de los individuos, como ocurre en los escritores de la <b>novela-problema</b>.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Los personajes son reales, de la calle y del palacio, y se huye del estereotipo en su creación: apenas hay personaje secundario que no esté dotado de una serie de rasgos que lo individualizan; las tramas unen al ex-presidiario con el Presidente del Consejo de Administración, a la rica heredera con el mafioso y, en todos los casos, la frontera que separa a los buenos de los malos es muy difusa: el maniqueísmo existe, pero no se sitúa en los personajes o en la moral predominante en la sociedad, sino en la perspectiva del autor-narrador: es él (o sus convicciones) quien decide qué conducta es censurable y cuándo lo es.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">El protagonista por excelencia de esta primera época es el <b>detective</b>: un tipo solitario (salvo Nick, el protagonista de <i>El hombre delgado, </i>que está casado), moralmente inflexible, desencantado de la vida, duro (es capaz de entregar a la Policía a la mujer que podría hacerle feliz) y pobre. La suma de esas cualidades, más la sociedad industrial capitalista nos da como resultado –claro está– el retrato de un perdedor. Pero un perdedor sólo en lo fundamental: el detective tiene una vida arruinada, pero resuelve siempre, generalmente por tozudez, los casos que se le presentan. Es un triunfador profesional, pero un perdedor como individuo. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Cuando pasa al cine, este personaje se convierte en el héroe moderno por excelencia: vulnerable, tierno y moral, ahora superado por el héroe posmoderno: invencible.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Los héroes-detectives por antonomasia de la novela negra son Sam Spade, creado por Dashiell Hammett, y Philip Marlowe, que lo fue por Raymond Chandler.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Ambos son el epítome de lo dicho más arriba, es decir, las características apuntadas son precisamente las de ellos: ambos son el paradigma de todos los demás detectives. Las diferencias hay que encontrarlas en el propio estilo de cada autor.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial; font-weight: 700;"><span style="font-size: x-small;"> 2.2. La muerte lenta</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Hacia 1960 el modelo de detective (y por lo tanto de novela) de los años 30 a 50 entra en crisis absoluta. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Pueden apuntarse varias causas: </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Por una parte, la explosión de las novelas y películas de espionaje (existían desde antiguo: incluso algún relato de Holmes puede considerarse así). La guerra fría entra en sus momentos más delicados y la amenaza “roja” es un bocado demasiado apetitoso como para que los escritores lo dejen aparte. Las posibilidades de acción que brinda este nuevo orden mundial aparta “lo policíaco” de las calles del suburbio y lo lleva a los hoteles internacionales, hipódromos, estaciones de esquí y otros lugares frecuentados –como se sabe– por agentes secretos mundialmente conocidos. Estas novelas y películas cubren en gran medida la necesidad narrativa del público, especialmente el aspecto “thriller” (literalmente, “emocionante”) que antes brindaba casi en solitario la novela negra.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Por otra, la sofisticación (perdóneseme ese barbarismo semántico) de un mundo repentinamente moderno (el rock, la televisión, la nueva ropa, los satélites artificiales…) que arrincona sin remisión a los chicos duros pretecnológicos y ayuda, por el contrario, a los agentes secretos armados de <i>gadgets</i> diminutos, aunque eficacísimos, contra supermalos que intentar apoderarse del mundo pertrechados con ejércitos privados, científicos locos a sueldo y chicas apoteósicas.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Surgen entonces (acaban surgiendo) en el mundo de la novela negra los nuevos escritores con nuevos personajes: aún continúa el dominio del detective privado de toda la vida, pero empiezan a asomar ya personajes más “freakies”:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Patricia Highsmith publica “El talentoso Mr. Ripley” en 1955, aunque ya sea abusivo llamarle novela negra. Ripley es un asesino pusilánime y una persona insignificante que contradice el estereotipo de sicario.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Ed MacBain, Chester Himes y Robert Bloch (“Psycho”) lo hacen entre 1956 y 1960, y ya se decantan hacia otros caminos: la novela de terror o el thriller.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La última gran novela clásica del género quizás sea “1280 almas” (1964), de Jim Thompson, que es, además, un ejercicio de estilo sobre el narrador (hay un narrador en primera persona que sabe de la historia menos que el lector), pero también, y sobre todo, una novela negra ya desteñida.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial; font-weight: 700;"><span style="font-size: x-small;"> 2.3. La exageración</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En Europa, y principalmente Francia, la novela negra vive en el decenio de 1970 una segunda juventud a través, como se ha dicho, de la <i>Série</i></span></span><span style="font-size: x-small;"><i><span style="color: black; font-family: Arial;"> Noire</span></i></span><span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;"> y otras colecciones que se lanzan al mercado.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;"> <span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">El proceso de aclimatación a Europa del género de detectives es similar al de cualquier arte cuando es trasladado fuera de su hábitat: lo que en EEUU era clásico, se transforma en Europa en manierista, vale decir exagerado y, así, llegan a escribirse muchas novelas en las que el protagonista es, directamente, un delincuente, heredando así una tradición que venía de Lupin y Fantomas: Reiner</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Verdana;"><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_edn3" name="_ednref3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="color: black; font-family: Arial;">[3]</span></span></a></span></span><span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">, creado por Claude Klotz, es probablemente el mejor de los ejemplos.</span></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La exageración, en cualquier caso, se refiere, sobre todo, a la violencia que aparece en ellas. No obstante, la violencia en Europa tiene un componente esteticista y antirrealista y, sobre todo, de gratuidad. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En las novelas norteamericanas la violencia se suele justificar en una doble dirección: los malos la ejercen justamente para ejemplificar su maldad; los buenos, para equilibrar la balanza de la justicia y, con ello, dar su merecido a los malvados. En las novelas norteamericanas raras veces la violencia de los malos deja de tener su castigo en la violencia de los buenos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Conviene destacar a J.P. Manchette, autor prolífico y excelente, considerado el padre del neo-polar. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Lo de “neo” viene de la “renovación por regreso a los orígenes”, que opera Manchette en sus novelas: los políticos y los delincuentes vuelven a juntarse en sus novelas en una imbricación que se parece sospechosamente a la realidad, aunque, como se ha dicho, con un punto de exageración: en este sentido, el polar francés viene a ser como el <i>spaghetti western</i> en relación al <i>western</i> clásico de John Ford o Preston Sturgess, digamos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial; font-weight: 700;"><span style="font-size: x-small;"> 2.4. Los monstruos educados</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Los últimos coletazos del género apuntan a dos direcciones: una, la recuperación de los modos de la novela clásica; otra, en un sentido posmoderno, es decir, jugando con que el lector ya conoce las claves del género y operando sobre ellas un distanciamiento irónico o nostálgico. El prototipo de esta transformación es, probablemente, <i>American Psycho</i>, de Bret Easton Ellis, en la que se le da vuelta al personaje del asesino del suburbio y se lo convierte en el psicópata del barrio alto, impune, justamente, por ser del barrio alto. Así, el trasfondo social de la novela negra tradicional se subvierte, en el sentido de que nadie cree que un personaje como Patrick Bateman (educado, guapo, bien vestido, triunfador) pueda ser un asesino psicópata aunque lo confiese y, además, porque no hay detective tenaz e incorruptible que lo persiga. De algún modo, Bateman es la puesta al día, tipo años ochenta, del Ripley de los cincuenta: ambos quedan impunes; uno por insignificante, el otro, por conspicuo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;"> <span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">No obstante, el monstruo educado tiene su hábitat más natural en una nueva clase de novela policial: la que trata de la captura de un <i>serial killer </i>(<i>asesino en serie</i>, calco lingüístico con el que se los conoce en español)<i>, </i>el más escurridizo de los asesinos, ya que carece de móvil aparente. Este tipo de relatos tiene como prototipo las historias de Hannibal Lecter, el protagonista de tres novelas de Thomas Harris</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Verdana;"><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_edn4" name="_ednref4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="color: black; font-family: Arial;">[4]</span></span></a></span></span><span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">. Hannibal Lecter – Aníbal el Caníbal - es psiquiatra. Su refinadísima educación incluye la lectura de clásicos latinos (Marco Aurelio), el conocimiento exhaustivo de la obra de Dante, la adoración por Bach y la fascinación por la cultura italiana del Renacimiento. A esta nueva clase habría que añadir lo que en EE.UU. se conoce como género forense (<i>forensics), </i>así llamado por tratarse de novelas en que el protagonista es un investigador forense. Sus representantes más interesantes son Patricia D. Cornwell y Kathy Reichs (su clon).</span></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial; font-weight: 700;"><span style="font-size: x-small;"> 2.5. El caso español</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La novela negra española nace, inevitablemente, en las postrimerías del franquismo. De acuerdo con lo expuesto anteriormente acerca de la novela negra como notario que levanta acta de la realidad en sus tramas, la novela negra es, casi inevitablemente, realista y, por lo tanto, poco aceptable para regímenes políticos dictatoriales donde la realidad no es sino el producto de la propaganda oficial, pues ya se sabe que las otras realidades son potencialmente peligrosas. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Los nombres que configuran la nómina de escritores españoles de novela negra está (hasta donde alcanza mi conocimiento) integrada por personas que también fueron antifranquistas. Sin embargo, no fue la España del franquismo el marco elegido para situar sus historias, pese a la abundante evidencia de corrupción moral en aquella sociedad pues faltaba en ella un factor determinante: el desarrollo capitalista y el desplazamiento del poder hacia los poderes fácticos: la banca, las empresas multinacionales, los partidos políticos…</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La novela policial, digamos, realista antes de la transición era más bien costumbrista: García Pavón y sus historias de <i>Plinio</i>, el Jefe de la Policía Municipal de Tomelloso son relatos de extraordinaria calidad y su pintura de las personas y ambientes es más que digna, pero difícilmente pueden ser considerados como “negras”, tanto por su tono acrítico, como por la intención de su autor.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Así pues, la aparición de una novela policial española –y especialmente la negra- está condicionada (o impedida) por la existencia de un régimen totalitario y las consecuencias que de ello se derivaron, de entre las que pueden mencionarse el aislamiento cultural, que hace que no haya traducciones de los clásicos norteamericanos hasta muy tarde y, como se ha dicho, el subdesarrollo económico encarnado en una sociedad campesina y poco cosmopolita, poco apta para materia de novela negra.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Manuel Vázquez Montalbán publica en 1972 <i>Yo maté a Kennedy</i>, una novela experimental que, aunque incluya a Carvalho, no puede ser, en rigor, catalogada como negra, precisamente por lo de experimental: un rasgo estilístico que contradice la naturaleza cartesiana de la novela policial.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;"> <span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;">De nuevo con Carvalho, aparece, en 1974, <i>Tatuaje</i>, que puede ser ya considerada una novela negra, y en 1977, el año de las primeras elecciones democráticas, la espléndida <i>La soledad del manager</i> y, sobre todo, <i>Los mares del Sur</i>, publicada en 1979 que es, a mi entender, la mejor novela de la serie. En <i>Tatuaje</i>, el trasfondo intertextual de la novela es el cuplé del mismo título: un cuplé negro, de amores tabernarios, prostitutas y alcohol. Con ello MVM encarrila la subcultura</span></span></span><span style="font-size: x-small;"><span style="color: black; font-family: Verdana;"><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_edn5" name="_ednref5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="color: black; font-family: Arial;">[5]</span></span></a></span></span><span style="font-family: Arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: x-small;"> española como motor de la nueva novela.</span></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">En 1980 publica Juan Madrid (con el que comparto alma mater durante un curso) <i>Beso de amigo</i>; en 1982, <i>Las apariencias no engañan</i> y en 1984, <i>Nada que hacer</i>. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Andreu Martín publica en 1982 <i>Por amor al arte</i> y, en 1984, <i>El caballo y el mono</i>.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Puede observarse la coincidencia de fechas en torno a los años posteriores a 1975 (año de la muerte de Franco), 1977, año de las primeras elecciones, como se ha dicho, y 1978, año en que se aprueba la Constitución.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La nómina de autores de novela policial (lo negro ya no es sustantivo) españoles incluye nombres de calidad indudable, pero ya estamos más cerca del modelo nórdico (Mankell, Sjowall y Wahloo…) que han incorporado a la novela policial la cotidianeidad de Simenon, el rigor investigador de Patricia Cornwell y cierta crítica social como en Hammett y Chandler. Es el caso de Lorenzo Silva y su estupenda serie de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">Pero, en resumen, en España no hay propiamente novela negra: de hecho, en ninguna parte salvo en los Estados Unidos y en las décadas señaladas. Todo lo que después se ha venido llamando novela negra no es sino un tributo a los autores clásicos por la vía de la imitación, de la referencia o, sutilmente, de la intertextualidad o la parodia (P. García publica en 1983 <i>El calzoncillo eterno</i>, jugando con la traducción de la paronomasia que se produce entre “The big sleep” y “The big slip”). Obviamente, lo anterior no supone en absoluto un menoscabo de la calidad de algunas de estas novelas, sino que simplemente expone un hecho, a mi entender, obvio.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">La novela negra no configura un género en el sentido que lo son el “drama” o la “novela policial”, sino un <i>modo</i>. En este sentido, se ha extendido la costumbre de hablar de “género negro”, denominación que hace referencia a un tipo de novela (o película) policial en el que lo sustantivo no es la averiguación o el método de la averiguación, como ocurre en la novela-problema o en la forense, sino otros aspectos de un caso, digamos, policial como podría ser el retrato del patio trasero o las cloacas de la sociedad contemporánea del autor a través de las andanzas de un personaje fronterizo entre la ley y el hampa. No obstante, en una novela policial de cualquier clase, ha de haber –y así ocurre– una investigación, y la investigación debe llevar a la solución de un caso. El callejón sin salida se produce en <i>Los pájaros de Bankok</i>, de MVM, donde no hay ni crimen ni culpable y donde la sensación de infortunio del lector no puede ser mitigada ni con una receta de Carvalho.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <span style="color: black; font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">REFERENCIAS</span></span></div><hr align="left" size="1" width="33%" /> <div id="edn1"> <div class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify;"> <a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_ednref1" name="_edn1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"> <span style="font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">[1]</span></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></a><span style="font-family: Arial; font-size: x-small;"> Borges, J.L. y Casares, Bioy, <i>Los mejores cuentos policiales, </i> Alianza, Madrid, 1979</span></div></div><div id="edn2"> <div class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify;"> <a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_ednref2" name="_edn2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"> <span style="font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">[2]</span></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></a><span style="font-family: Arial; font-size: x-small;"> Lasso de la Vega, J., <i>Antología de cuentos policiales,</i> Labor, Madrid, 1967</span></div></div><div id="edn3"> <div class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify;"> <a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_ednref3" name="_edn3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"> <span style="font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">[3]</span></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></a><span style="font-family: Arial; font-size: x-small;"> Probablemente haciendo juego con la eufonía de su nombre, los títulos de las novelas de Reiner son ingeniosos juegos de palabras: Putsch Punch, Dolly Dollar, Micro Mic Mac, Alpha Beretta, Jap Job, Casse Cash…</span></div></div><div id="edn4"> <div class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify;"> <a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_ednref4" name="_edn4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"> <span style="font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">[4]</span></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></a><span style="font-family: Arial; font-size: x-small;"> <i>El dragón rojo, El silencio de los corderos y Hannibal</i>.</span></div></div><a href="http://www.realidadliteral.net/4paginaII-11.htm#_ednref5" name="_edn5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"> <span style="font-family: Arial;"><span style="font-size: x-small;">[5]</span></span><span style="font-size: x-small;"></span></span></a><span style="font-family: Arial; font-size: x-small;"> Tomamos el término como una ampliación del concepto subliteratura. Vid. Andrés Amorós, <i>Subliteraturas</i>, Ariel, Barcelona, 1974.</span>Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-73413599132712147852009-07-30T11:12:00.000+02:002009-07-30T11:12:10.712+02:00Irlanda: la isla de los grandes escritores Irlanda quiere divulgar desde Buenos Aires la excelencia de su literatura. La antorcha de la gran literatura -esa que un día empuñaron Swift, Wilde y Joyce (foto)- sigue viva en la nación esmeralda. La embajada invita a leer los clásicos. Editoriales argentinas se animan a divulgar las nuevas voces.<br />
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Por Guillermo Belcore<br />
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Los lugares comunes, "esas acequias sonoras que nuestros caminos no olvidarán" (Borges dixit), encierran casi siempre una verdad. "Los mejores escritores ingleses son irlandeses", se ha repetido hasta el hartazgo. Cuatro Premios Nobel honran a la nación esmeralda: Seamus Heaney, Samuel Beckett, George Bernard Shaw, William Butler Yeats. Allí nacieron Jonathan Swift, Edmund Burke, Bram Stoker (el autor de Drácula) y Oscar Wilde.<br />
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Proviene de un arrabal de Dublin, el artista que elevó la novela a la nube donde moran los dioses: James Augustine Aloysius Joyce. La llama de la gran literatura -esa es la tesis de este artículo- sigue hoy encendida en Irlanda. Y por fortuna, esa pasión llega a Buenos Aires.<br />
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Ahora bien, ¿de dónde proviene la fortaleza cultural del Eire? La respuesta más inmediata es geopolítica: de la tenaz decisión de los irlandeses de no dejarse absorber por un Imperio vecino que los ultrajó durante siglos.<br />
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El inglés prácticamente ha barrido el gaélico primordial (hoy, Unión Europea mediante, se recuperó un poco), pero la memoria histórica siguió viva en sus escrituras, tal como ha ocurrido en Europa del Este, donde la supervivencia de pequeñas naciones también corrió peligro.<br />
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Seguramente, la influencia intelectual de la Iglesia Católica -tan denostada en nombre de la libertad- contribuyó a crear grandes escritores. Hasta Joyce reconocía la importancia de su formación con los jesuitas. Al mismo tiempo, la cercanía del próspero mercado inglés, ávido de novedades y ocurrencias, favoreció el ascenso social mediante el desarrollo de carreras literarias. Al fin y al cabo, el Premio Booker -el más importante en novela inglesa- asegura desde 1969 el reconocimiento definitiva de cualquier irlandés galardonado.<br />
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ALGO FAMILIAR<br />
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Hay algo familiar en la cultura irlandesa. Un argentino puede reconocerse en la pesada influencia católica, en el resentimiento nacional, o en el valor de la comunidad y las relaciones familiares. Pubs, souvenirs, la música celta y hasta el verde trébol están de moda en Buenos Aires.<br />
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Más profundo es el proverbial buen gusto del lector argentino que ha animado a algunas editoriales a traducir glorias de la isla y a la embajada de la República de Irlanda a realizar este año un vasto programa de divulgación cultural. Justamente, el último encuentro, se realizó hace una semana en la librería Eterna Cadencia.<br />
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En una amable tertulia, Mike Geraghty -miembro de la James Joyce"s Society porteña- sentenció: "Si bien hay tres grandes faros en la literatura inglesa, Chaucer por haber sido el primero, Shakespeare por haber sido Shakespeare y James Joyce por haber sido un autor experimental, quizás Joyce fue mejor porque no se sabe a ciencia cierta si Shakespeare existió, pero de Joyce estamos seguros que existió, por más que la familia haya dicho "no lo conozco ni no lo quiero conocer".<br />
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El experto recomendó a los argentinos empezar por Dublines y el Retrato de un artista adolescente, antes del Ulises, obra monumental que "para su mejor comprensión y disfrute debe ser abordada en grupos de lectura". Aquéllos a los que la exuberancia de Joyce no haya agotado, podrán entonces probar fuerzas con Finegan"s Wake.<br />
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LOS HEREDEROS<br />
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La sombra poderosa de Joyce, al parecer, no ha opacado a la literatura irlandesa contemporánea. A la cabeza de cualquier lista, relumbra John Banville (Wexford 1945). George Steiner, ese crítico genial, estima que es hoy el mejor estilista de la anglósfera. Noveló a Kepler, Newton y Copérnico (Editorial Edhasa); arrojó una sonda a las profundidades de la nostalgia y la identidad en El mar (Anagrama); y prestigió el género policial -usa el seudónimo Jonathan Black- en El secreto de Christine, El otro nombre de Laura y El lemur (Alfaguara). También se han volcado al castellano Imágenes de Praga (Herce Editores), El Intocable, El libro de las pruebas, Imposturas, y Eclipse (Anagrama).<br />
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Por fortuna, el sello Adriana Hidalgo ha reimpreso otra de las cumbres de la isla: John McGahern (Dublin 1934-2006). Su gran novela se titula La oscuridad, prohibida en los sesenta por airear perversiones del campesinado.<br />
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La prosa, esculpida con ambigüedad y una delicada alternancia entre las personas verbales, quizás esté a un paso de la perfección. Similar magnificencia se hospeda en los Cuentos Completos de McGahern. Es realismo sórdido, pero con hondas connotaciones.<br />
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Eterna Cadencia trajo a la Argentina un exquisito volumen de cuentos: Recorre los campos azules de Claire Keegan (1968), también consagrada en Londres. Keegan logra esculpir algo tan espléndido como una poética de las situaciones incómodas.<br />
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Cerremos esta descripción mínima de la excelencia irlandesa con John Connolly (Dublin, 1968) uno de los mejores escritores de novela negra. Su obra nos coloca cara a cara con la maldad pura, con forajidos capaces de torturar a un niño para calmar sus apetitos. Connolly ha logrado -como Joyce o Wilde- insertarse con éxito en la caudalosa corriente del idioma inglés. Tusquets tradujo varios libros de la saga del detective Charlie Parker. Los atormentados (2007) es una obra muy recomendable.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-34905306374827536952009-07-21T13:36:00.000+02:002009-07-21T13:36:20.840+02:00Libros libres en Chile, memoria chilena de libros<img border="0" height="169" src="http://www.memoriachilena.cl/images/literatura/port2.jpg" width="157" /><a href="http://www.memoriachilena.cl/literatura/index.asp">http://www.memoriachilena.cl/literatura/index.asp</a><br />
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Todos los textos que quieras de todos los escritores chilenos de todos los tiempos. Libros o artículos de prensa. Buscar por autores y lo encuentras. Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-68200752641058202892009-07-19T18:41:00.000+02:002009-07-19T18:41:34.518+02:00Los libros de autoayuda que triunfan y son así<p align="justify">Desde la 29ª Feria del Libro de Buenos Aires, en 2003, se da el mismo fenómeno: de los veinticinco títulos más solicitados, la mitad son de autoayuda. Y esta avanzada no es sólo un hecho local: en otros países latinoamericanos, los de autoayuda representan uno de cada cinco libros vendidos. Aunque los datos disponibles son fragmentarios, la tendencia sigue mostrando un alto consumo del género, cuyos títulos –dos de cada diez– encabezan las listas de best sellers tanto en Latinoamérica como en algunos países de Europa y, sobre todo, en los Estados Unidos. De la comparación de los datos relevados surge que de Europa Occidental, España es el país con mayor consumo de autoayuda, mientras que la Argentina supera mínimamente a México como principal mercado de literatura para la autosuperación.<br />
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<p align="justify">Para el pastor general del Ministerio Presencia de Dios, Bernardo Stamateas, es lógico que “no se dé en un solo lugar, tiempo o espacio, porque la búsqueda de la superación personal ha existido siempre y está relacionada con ese deseo de crecer, de superarse, de expandirse” no se distinguen límites ni fronteras porque “la gente no sólo quiere resolver su queja, o su dolor, también pretende vivir una vida interior de paz”.<br />
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<p align="justify">Él encarna la prosperidad de la temática. Con mensajes simples logró publicar casi 40 libros a un ritmo acelerado que tomó más impulso cuando uno de sus títulos entró en la casa del reality show Gran Hermano a modo de estrategia. La ganadora de esa emisión, Marianela, aseguró que fue su bibliografía la que la guió hasta salir última de la casa. Entre otros famosos, Susana Giménez también se asume como lectora de Stamateas.<br />
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<p align="justify">Entre las peculiaridades de la cultura de nuestra época, el crecimiento de esta literatura se revela como un hecho de excepcional envergadura, cuya significación ha sido hasta ahora escasamente estudiada. Vanina Papalini es investigadora del Conicet en la Universidad Nacional de Córdoba. Según sus propias palabras, se ocupa de analizar “cómo la literatura de autoayuda tiende a exacerbar el individualismo, pregonando la idea de la autosalvación por la vía del cambio personal”.<br />
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<p align="justify">Al tipificar al lector, Papalini encuentra cierta diversidad en sus tipos; los divide entre los que buscan resolver problemas personales, los que van hacia los dilemas familiares y quienes buscan textos más existenciales que les ofrecen un apoyo, una guía, un plan para la vida. “Muchos lectores vienen de experiencias de psicoanálisis que no les resultaron efectivas, otros de búsquedas religiosas y hay un tipo de lectores que persigue la idea del éxito y busca fórmulas, recetas, guías prácticas para alcanzarlo”. Al reflexionar sobre el sentido de esta bibliografía, la define como “un producto propio de la cultura masiva, que comparte sus rasgos esenciales con el modo de producción en el que está inmersa: la serialidad de su producción, la estereotipación de contenidos y una decisiva orientación hacia el consumo”. La autoayuda es, para Papalini, un producto propio de la cultura masiva, que comparte sus rasgos esenciales: la serialidad de su producción, la tendencia a estereotipar contenidos y una decisiva orientación hacia el consumo “forma a los sujetos en conveniencia con la reproducción social actual”.<br />
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<p align="justify">Para el crítico literario Jorge Panesi, “lejos han quedado aquellos tiempos en los que la gente salía a leer a las plazas los fines de semana, y visitar las librerías conformaba un hábito familiar. La lectura dejó de ser un hábito necesario y placentero, para transformarse en un búsqueda de respuestas”. Es ahí donde, para él, reside parte del éxito de los libros de autoayuda: en el manejo de un lenguaje supuestamente universal que, a su entender, “es limitado y banal. En lugar de catalogarse como literatura, debería figurar como entretenimiento espiritual”.<br />
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<p align="justify">Los límites de lo que se entiende por literatura de autoayuda se definen en el interior del mundo editorial, y aunque parece sólo una etiqueta formal, ahí también se discute y queda al descubierto cuál es hoy el rol de la lectura. Diana Paris, como gerente editorial de Ediciones B, asegura que la tendencia actual dentro del mercado editorial es “generalizar la etiqueta de autoayuda, poner todo lo que cabe en esa etiqueta como recurso de marketing”. Según Paris, no es lo mismo espiritualidad, esoterismo, recetas para vivir mejor, consejos o divulgación filosófica; aunque confiesa que las diferentes editoriales clasifican sus temas y autores bajo ese nombre genérico, que sirve para orientar a un tipo de lector haciendo un recorte temático.<br />
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<p align="justify">“Para Ediciones B, la Colección Milenium es genuinamente espiritualidad; los best sellers del pastor Bernardo Stamateas pueden leerse como autoayuda y son libros de gran llegada por su lenguaje claro para aliviar conflictos existenciales o temas traumáticos”, explica Paris al diferenciarlos de “los libros de la psicóloga Patricia Faur, que son de divulgación científica, y sin embargo muchos lectores sienten que pueden encontrar en sus páginas información y consejos para una vida con mayor bienestar en cuanto a las relaciones de pareja, los celos, el amor”.<br />
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<p align="justify">Luego de toda la explicación formal, comenta con Acción que «nunca faltan los lectores que ven en una buena novela o un ensayo revelador la mejor autoayuda que pueden tener frente a un tema delicado». Y se confiesa: “Para mí no hay mejor autoayuda que la literatura; en definitiva, es más una clasificación comercial porque el efecto de la lectura siempre es personal”.<br />
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<p align="justify">En primera persona<br />
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<p align="justify">En los libros de autoayuda, constantemente se subraya una intencionalidad pedagógica que se transmite a través de los saberes más universales: el de tipo científico y el religioso. Abundan las remisiones al discurso de la ciencia, desde la psicología a la teoría de sistemas, y son frecuentes las menciones a las “capacidades desconocidas de la mente”. Desde las concepciones más espirituales, se apela a un fundamento más humano o de orden cósmico. Y se suelen incluir tests que le permiten al lector diagnosticar su situación y evaluar sus progresos, proponiendo un espacio de interacción directa entre el texto y el lector.<br />
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<p align="justify">Todos plantean una nueva manera de entender la vida, de percibir el mundo, de relacionarse. Y la mayoría lo hace a través de la construcción de un relato vivencial, intentan llegar a la gente exponiendo historias que asumen como propias. En la presentación del best seller Las leyes espirituales queda tipificada la manera, al parecer efectiva, de llegar a los lectores: “Su autor (Mark Fisher, un millonario canadiense), a causa de una profunda experiencia personal que transformó su vida, inició un viaje interior, individual, sin alinearse con ninguna religión ni tradición, y así, en sus enseñanzas, transmite un mensaje simple pero profundo, con la claridad y la sencillez atemporal de los antiguos maestros espirituales. Su poder reside en su experiencia personal, en el hecho de saber de forma directa y de ser capaz de transmitirlo”.<br />
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<p align="justify">La mayoría de los autores borran las marcas ficcionales como recurso de autentificación de la obra. “Aquí se revela el parentesco entre la literatura de autoayuda y los mensajes de los medios, sobre todo cuando los medios relatan determinados acontecimientos a través de sus protagonistas o de sus testigos directos”, apunta Papalini, y asegura que con este recurso “son capaces de generar efectos de verdad y certeza, aun en la incertidumbre que caracteriza a la actualidad y hacen una torsión del relato del “yo” al “tú”, buscando intencionalmente provocar identificaciones”.<br />
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<p align="justify">Los libros de autoayuda se basan en el testimonio, en el relato de la experiencia, en el acontecimiento disruptor, que cambia para siempre la manera en que se vive y se presenta como la única vía de acceso a un nuevo modo de vivir. Cuando no se trata de la narración personal de boca de los autores, se apela a la narración biográfica en boca de otros que le confesaron al escritor sus penas en distintos ámbitos. Hay situaciones repetitivas: el gabinete de terapia del licenciado Gabriel Rolón, un curso de Osho, maestro espiritual hindú, un viaje del escritor Eduardo Punset o charlas ocasionales del líder espiritual Yoshi Kalpa. Estas situaciones son las más comunes. Hay también casos en los que el narrador aparece más místico, en actitud de búsqueda, y se encuentra con estos relatos de las vivencias ajenas en su intento por explorar el alma humana.<br />
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<p align="justify">Al hablar de cómo es capaz de producir tantos libros, Stamateas confirma la teoría: “Mis escritos son el resultado del contacto que he tenido con cientos de personas con diferentes problemáticas, los problemas que más me plantearon fueron luego charlas y conferencias y de esas charlas, los temas de más repercusión ahora son libros”.<br />
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<p align="justify">“La riqueza de la vivencia es reducida; es expurgada de lo singular que pudiera tener para sintetizarse en recetas, decálogos o instrucciones de alcance universal”, opina Papalini, y fundamenta su percepción: “La experiencia ulterior a la que conducen es una seudo experiencia: es una experiencia sin riesgos porque ya ha sido probada, sin experimentación porque se siguen los pasos prefijados y sin angustia ya que su finalidad es producir una sensación de dicha a través de la red microscópica que el texto teje”.<br />
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<p align="justify">Yo sí puedo solo<br />
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<p align="justify">La construcción narrativa que señala Papalini es la médula que rige a la literatura de autoayuda, el rasgo saliente para identificarla como género. De ella surge una promesa que se hará efectiva más allá del acto de la lectura: si el lector sigue el camino prefigurado por la obra, conseguirá un bienestar sedante ofrecido como felicidad en la totalidad de su existencia personal.<br />
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<p align="justify">Uno de los libros más vendidos en los últimos años fue Padre rico, padre pobre, un trabajo que se construye sobre la idea de que siempre se puede ser un triunfador, y esta posibilidad, que se plantea como universal, sólo depende de uno mismo. Supone que no hay condiciones previas como el lugar de nacimiento, la familia, la educación, que quiten o sumen posibilidades. No existen desigualdades sociales que minen el desarrollo de unos y potencien el de otros.<br />
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<p align="justify">“Cuando ponemos en práctica lo que se explica en este libro, encontramos dentro de nosotros alegría y realización, pero sobre todo conciencia de nosotros mismos, de una nueva manera de entender la vida y de percibir el mundo, de responsabilizarnos por nuestros actos, palabras, pensamientos y sentimientos; en definitiva, de nuestra vida, he aquí lo que trata enseñar”. Así presenta su libro Sé feliz, el poder de ser consciente el escritor español Raú de la Rosa. Se trata de publicación de 2006 pero, “debido al gran éxito que tuvo entre el público que experimentó su propia evolución interior”, Ediciones I lanzó en 2007 El poder de ser consciente, una recopilación de la parte más práctica: un resumen para obtener los mismos efectos leyendo menos.<br />
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<p align="justify">En el ejemplo hay dos ideas que aparecen en toda la literatura de autoayuda, a pesar de que los temas y las formas difieran: la efectividad del texto y el poder individual del lector. No importa si se habla de los celos, de la maternidad, del dinero, la salud, la profesión o las terapias alternativas; todos los textos le hablan a un individuo que es capaz de resolver el problema que lo desvela por sí solo, modificando sus acciones, sin injerencia de su entorno. Al llamar a los individuos a hacerse cargo de sí mismos, se privilegia la acción individual por sobre la colectiva. Las acusaciones se trasladan de la esfera pública a la privada, se le dice al sujeto que tiene que encargarse de sí mismo, de su propia situación vital, como si las condiciones sociales en las que vive no tuvieran ninguna importancia. “La disolución de las instituciones fuertes como instancias constitutivas de la subjetividad provocan un vacío de sentido que deja al individuo a la deriva, librado a sí mismo y en una situación de angustia, de competencia y evaluación permanente”, reflexiona Papalini al contextualizar la racionalidad de esta supuesta solución individual.<br />
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<p align="justify">La investigadora relaciona la búsqueda de soluciones de manera solitaria con la ausencia “de un horizonte histórico-social que dé sentido a las trayectorias personales. Esta situación de aparente mayor libertad demanda una gran autonomía emocional, puesto que toda decisión depende de uno mismo, de allí que la presencia de la subjetividad en la escena contemporánea cobre una fuerza inusitada: en esa esfera no sólo se espera dar resolución a la vida personal sino también a la problemática social que es asumida en términos individuales”, explica.<br />
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<p align="justify">El sociólogo estadounidense Richard Senté coincide al analizar los efectos de la vida urbana en los individuos y la forma en que las transformaciones en el trabajo repercuten de manera subjetiva, “ya que la ausencia de una pauta prefijada para la acción y la asunción solitaria de riesgos genera la ansiedad de no saber qué caminos seguir ni las consecuencias que tendrán las elecciones individuales a las que debe someterse el sujeto en cada encrucijada”. Una aparente mayor autonomía encubre mecanismos complejos, que tienden a distribuir democráticamente los perjuicios de los “caminos erróneos” con la consecuente socialización del fracaso, y a concentrar en unos pocos los beneficios del éxito.<br />
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<p align="justify">El individuo se encuentra cara a cara con un destino solitariamente personal, sin mediaciones, sin instancias intermedias y sin proyecto colectivo. Y se apela así a la transformación de la vida de las personas de la misma manera en la que se concibe el mercado: por la autorregulación. Según el resultado de la investigación de Papalini, la lectura de autoayuda se funda en esta concepción y genera “individuos omnipotentes, que creen poseer la clave para resolver todos los problemas en sí mismos, pero también personas negadoras, que edulcoran su realidad y anestesian los conflictos”.<br />
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<p align="justify">En efecto, otra idea que suele estar presente en la literatura de autoayuda es la negación de los conflictos o la propuesta de evitarlos constantemente. Se tratan en especial los que atañen al trabajo, las relaciones sociales y las familiares, con la idea principal de aminorar el malestar individual en pos de evitar el desorden general. “Ningún conflicto es percibido como social; la responsabilidad recae sobre el sujeto mismo, sobre el lector, y eso tiende a exacerbar el individualismo, el salvarse sólo por la vía del cambio personal o la adecuación a la nueva situación”, sostiene Papalini al identificar que al poner toda la carga negativa e individual sobre el conflicto se ciega que de la lucha surge el cambio y que la transformación es colectiva.<br />
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<p align="justify">De lo que se trata, dicen, es de aprender a cambiar. Bajo esta premisa hacen sus propuestas para una vida más plena en la que el éxito aparecerá aun cuando esté momentáneamente ausente. Llaman a estar preparado, en estado de alerta, para los retos de un mundo inestable, con un campo laboral que se caracteriza por la flexibilidad, el cambio constante, la pérdida del lazo social que articulaba al individuo con el grupo, la competencia y la evaluación permanente.<br />
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<p align="justify">“Esta actitud de acecho permanente es la que permite adaptarse a una naturaleza inestable del mundo del trabajo”, asevera Papalini al definir el continuo estado de alerta como una actitud animal, poco humana, propia de trabajadores que sólo persiguen el objetivo de adaptarse adecuadamente. “El instinto y la capacidad de reacción son fundamentales en esta carrera; cambiar, adaptarse a los nuevos tiempos con rapidez, olvidar las viejas convicciones, son las recetas para el éxito, que depende, una vez más, de cada uno”, define.<br />
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<p align="justify">Belén Canavire es becaria del Conicet. Su tema de investigación, “La literatura de autoayuda: una lectura desde la comunicación” está recién madurando, pero su análisis ya tiene un gran anclaje en la relación de estos textos con el sujeto que forman para el mundo del trabajo. “Una de las funciones de la literatura de autoayuda es generar la necesidad de superación constante, bajo una ficticia promesa de que si cada uno acrecentara su iniciativa personal y aumentara su rendimiento, podría alcanzar una mayor independencia frente a sus superiores en el ámbito laborar”, describe Canavire, y explica que “aunque estas representaciones aparenten una emancipación de los trabajadores, su finalidad implícita es lograr una mayor predisposición de los sujetos a identificarse con sus respectivas empresas y, de esta forma, permitir que las compañías obtengan mayores beneficios redituables”.<br />
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<p align="justify">Ahí entra la infaltable noción del éxito que, según los autores, tiene distintas connotaciones. En los libros que apuntan a cuestiones de la vida familiar o personal, el éxito consiste en “sentirse bien con uno mismo”, sea cual fuere la situación en la que se esté. Cuando se trata de libros orientados al mundo del trabajo, el éxito es una medida de logro en el entorno competitivo. Y no necesariamente se asocia al crecimiento u obtención de posiciones en la pirámide laboral; también se relaciona con la influencia sobre los otros, la dirección de proyectos colectivos, el poder, el esfuerzo y el optimismo frente a la adversidad.<br />
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<p align="justify">Son muchas las definiciones posibles, pero comparten un origen común: parten de un criterio de éxito que se mide en relación con objetivos señalados desde afuera. En este sentido, la literatura de autoayuda incorpora un enfoque distinto: la mirada de los demás, que sanciona el éxito o el fracaso, no cuenta; es uno mismo quien decide sobre la asignación de laureles o cadenas, bajo un criterio puramente individual y aun en contra de otras opiniones. Son cada vez más las grandes empresas que, como Coca Cola, organizan charlas orientadoras entre los autores de los libros de autoayuda y sus empleados. Estos libros y sus recomendaciones pueden cumplir una función no sólo en el interior de la empresa, sino también contribuir a afianzar las formas, más o menos injustas, en las que se organiza la sociedad. Según el análisis de Canavire, los textos de autosuperación pueden, de este modo, considerarse como “un engranaje más del proceso económico-hegemónico que caracteriza al mundo contemporáneo”.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-92187030372394148972009-07-13T01:07:00.001+02:002009-07-13T01:07:21.733+02:00Gran escritor o clara estafa, Javier MaríasEn una entrada anterior he aportado un artículo que estudia a fondo las aportaciones que Javier Marías ha realizado al arte de escribir hoy. Claro que eran subjetivas las valoraciones de Sandra Navarro o puede que estén sólidamente confrontadas. E caso es que este artículo que transcribo nos dice todo lo contrario. ¿Habrá un medio en el que conformarse?<br />
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Los críticos del Círculo de Fuencarral, que trabajan en el Centro de Documentación de la Novela Española, editor de La Fiera Literaria, los Pliegos de Pensamiento Múltiple y los Cuadernos de Crítica,han demostrado, mediante el método de la crítica acompasada, que los novelistas pertenecientes al sistema de la industria cultural, inquilinos permanentes de las listas de libros más vendidos y protagonistas de todos los actos literarios públicos con proyección mediática, aparte no saber componer una novela, no dicen más que obviedades, vaciedades y tonterías, desconectados del más leve conato de una poética y una concepción del mundo. (El lector interesado puede consultar, en esta misma sección, mi trabajo Los escritores más vendidos y el retraso mental).<br />
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Javier Marías, el más valorado y promocionado de todos ellos, además destroza la lengua española y su gramática, hasta extremos que hacen incomprensible que los críticos (p. ej. Ignacio Echevarría, Rafael Conte, Santos Sanz Villanueva, Darío Villanueva, Miguel García Posada, José Carlos Mainer) lo tengan por el mejor novelista español surgido tras el advenimiento de la democracia y le concediesen su premio anual correspondiente a 1993 por su pésima Todas las almas; que muchos de ellos, junto con escritores y profesores de literatura (José María Castellet, Ramón de España, Rafael Conte, Miguel García Posada, J. A. Masoliver Ródenas, Santos Sanz Villanueva, Robert Saladrigas,Luis Suñén, Andrés Trapiello, Fernando Savater, José María Guelbenzu, Vicente Molina Foix, Rosa Montero, Maruja Torres, Luis Goytisolo, Antonio Muñoz Molina, Pere Gimferrer..., como he dicho en el trabajo citado) considerasen esa misma novela, en una encuesta publicada por el diario El País, la mejor de las aparecidas en España entre 1975 y 1991; que le hayan sido otorgados infinidad de premios, entre ellos, el Fastenrath de la Real Academia Española correspondiente a 1995, igualmente a la novela mencionada; que la propia RAE le haya ofrecido un sillón; que el Ministerio de Cultura lo envíe contínuamente a las Ferias del Libro internacionales, en representación de España, y que unos cuantos escritores y críticos, a quienes se considera en pleno uso de sus facultades mentales -Miguel García Posada, Rafael Conte, Guillermo Cabrera Infante, Eduardo Mendoza, Juan Manuel de Prada, Luis García Montero-, hayan pedido para él el premio Nobel.<br />
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Me propongo demostrar en este trabajo, que basta un análisis superficial de sus libros, para dejar establecido que es el peor escritor de todos los tiempos y lugares, porque no sabe puntuar, destroza continuamente la sintaxis, carece en absoluto de elegancia y estilo, es sumamente torpe en la adjetivación, tiene lenguaje de funcionario, pregona una zafiedad intelectual ofensiva para la inteligencia del lector y no sabe expresar lo que pretende porque no tiene las ideas claras ni conoce el significado de infinidad de palabras y expresiones. Su dicción es vulgar, a base de frases hechas, lugares comunes y expresión de valores entendidos; su profundidad, nula. No hablemos ya de organización de la materia, de tiempo, espacio, alusiones, elusiones, estructura, punto de vista, perspectivismo, valores estéticos, extrañamiento, forma de presentación de la realidad, etc., que son conceptos cuya consistencia sin duda alguna ignora. Desde la primera página de cualquiera de sus presuntas novelas, constituida por una amasijo de digresiones sin <br />
ningún interés, como veremos, en las que resalta el desmedido culto a sí mismo que practica, resalta llamativamente la torpeza expresiva, el chirriar de la impotencia en que naufraga a cada paso, su pobreza de ideas, su abrumadora reiteración de unas pocas superficialidades, su siempre inoportuna pedantería... Por supuesto, adolece de falta de las que llamo “ocurrencias”: esas formas de descripción, definición o adjetivación insólitas que caracterizan al escritor de raza y, por ende, de capacidad de extrañar y de crear valores estéticos, es decir, de hacer literatura.<br />
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Llama la atención el hecho de que ni un solo crítico o profesor universitario haya señalado el hecho de que, al cabo de diez novelas -las llamo así para simplificar y hacerme entender-, no haya escrito una sola en tercera persona. Todas ellas lo están en primera. No niego en absoluto la licitud de hacer ese tipo de novela, pero sí señalo que el hecho de que un escritor sólo las haga tales debería haber resultado enormemente sospechoso. Para mí, se ofrece como una prueba más de su impotencia expresiva. Toda su producción girando en torno a sus recuerdos, viajando en torno a su propio ombligo, inmiscuyéndose desangelada y pedantescamente en lo que tendría que ser por definición un “mundo otro”, una “realidad otra”, sin levantar una realidad en la conciencia del lector con la mayor densidad, bulto, consistencia y expresividad, que es la misión del lenguaje novelístico, lo descalifican no sólo como novelista, sino hasta como escritor, si no lo descalificara ya, antes, su pedestre utilización de la lengua. Ni siquiera relatos se pueden considerar las obras de Marías.Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-89920894182285629482009-07-13T00:33:00.001+02:002009-07-13T00:33:12.376+02:00El oficio de escrbir en Javier MaríasCreo entender que Javier Marías es uno de los escritores actuales más preocupados por entender el sentido de la literatura en nuestra sociedad moderna y de las formas y temáticas que la han de dar sentido. Este artículo de Sandra Navarro Gil nos acerca a sus aportaciones y espero que ilumine las nuestras, nuestras propias ideas:<br />
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Javier Marías ha demostrado desde sus inicios en el mundo literario que es un autor dotado para la crítica y la reflexión literaria. Tanto en sus obras de ficción -téngase en cuenta que la mayoría de sus narradores comparten con el escritor su preocupación por el lenguaje y la narración, pues son, en definitiva, hombres de letras- como en sus artículos periodísticos han sido frecuentes las consideraciones metaliterarias del escritor madrileño.<br />
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En este trabajo me propongo rastrear una buena muestra de las manifestaciones de Javier Marías sobre asuntos relativos a la literatura, realizadas durante más de tres décadas de escritura, basándome en cuatro importantes aspectos: sus apreciaciones sobre su propio estilo narrativo, que conforman una especie de (auto) poética del autor, la continua reflexión de Marías sobre el oficio de escribir, las opiniones del escritor sobre la crítica literaria en España, y, por último, la relación que establece el escritor entre vida y literatura.<br />
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1. Poética<br />
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En Pasiones Pasadas, la primera recopilación de artículos de Javier Marías, publicada en 1991, se encuentra “Retrato imaginario del artista en casa” (1988), un texto dedicado a Luis Antonio de Villena que ya contiene unos valiosos apuntes sobre la manera de entender la literatura de Javier Marías. El autor explica en este texto que el origen de la literatura está en la propia literatura: de este modo se escogen los referentes culturales en detrimento de los referentes de la realidad como “elementos novelables”. Marías propugna así el relato autónomo de la realidad exterior, actitud que conlleva un alejamiento intencionado de los supuestos del socialrealismo, la generación literaria precedente a la del escritor, que promulgaba, incluso, su “compromiso” con la realidad.<br />
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Pero será el segundo volumen de artículos, Literatura y fantasma, publicado un año después, un auténtico tratado de poética del autor. Entre los artículos más relevantes para nuestro estudio figura “Errar con brújula” (1992), escrito en el que el autor afirma que mientras otros escriben sus novelas con “mapa” él se dedica a “errar con brújula”. Así, sus novelas van tomando forma a medida que las va escribiendo, es decir, son confeccionadas sin tener un esquema realizado de antemano:<br />
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Yo trabajo más bien con brújula, y no sólo ignoro cuál es mi propósito y de qué quiero o voy a hablar en cada oportunidad, sino que también desconozco enteramente la representación, por utilizar un término que puede englobar tanto lo que suele llamarse trama, argumento o historia cuanto la apariencia formal o estilística o rítmica, y la estructura también. Escribir a tientas es, supongo, muy peligroso, y las más de las veces da resultados catastróficos. (Marías, 1992: 92)<br />
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El escritor confiesa además atenerse siempre a lo escrito, por lo que se dedica a continuar las narraciones dependiendo de lo que va surgiendo en el mismo proceso de la escritura. Este modo de escribir le permite instalarse en la errabundia durante la creación de sus novelas:<br />
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Cervantes o Sterne o Proust, o más modernamente Nabokov, Bernhard o Benet han sido maestros en esa errabundia de los textos, o, si se prefiere, en la divagación, la digresión, el inciso, la invocación lírica, el denuesto y la metáfora prolongada y autónoma, respectivamente. En ninguno de ellos, sin embargo, podría decirse que su inclinación sea gratuita, o que no sea "pertinente" o "esencial" al relato. Es más, son esas inclinaciones las que posibilitan el relato de cada uno de ellos. (íbid. p.93)<br />
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No hay nada que objetar a la importancia que el autor concede a las divagaciones e incisos que se escapan del hilo central de la narración para configurar uno de los aspectos más personales de su estilo narrativo. Sin embargo, cuesta creer en la espontaneidad a la que alude en la mayoría de sus obras, las cuales parecen sujetas a una sopesada estructura narrativa, como se evidencia, por ejemplo, en Corazón tan blanco.<br />
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La serie de artículos titulada “Sobre Benet”, también integrada en el misceláneo Literatura y fantasma, está compuesta por unos escritos en los que se aprecia la admiración de Marías hacia el gran novelista cuya amistad tuvo además la oportunidad de disfrutar hasta su desaparición en 1993. Marías afirma que el mayor interés de la narrativa de su maestro Benet reside en que la suya es una prosa estimulante, que no adormece las mentes sino que, al contrario, las excita. Para Marías, la narración de Benet se asemeja a la vida, pues en ella hay sombras e incertidumbre, parcialidad y tiniebla y se asiste a la misma sensación de ocultamiento que se tiene en la experiencia de la realidad. De este modo su prosa, generalmente calificada de oscura o impenetrable, se convierte en el mayor atractivo de su novelística, muy por encima de la historia narrada cuyo interés se pierde en favor de la propia lectura de la narración, en el descubrimiento de la alambicada sucesión de palabras que conforma los textos de Benet. De hecho, Marías le concede el mérito de ser el “responsable” de la renovación de las letras españolas tras el socialrealismo:<br />
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sus novelas supusieron tal innovación en el panorama cultural de lo que aún había que llamar postguerra que a más de uno nos sirvieron de coartada, de antecedente y de brecha abierta para escapar. No puedo extenderme aquí sobre la importancia que la figura de Benet ha tenido para muchos escritores de mi generación, pero me limitaré a señalar o recordar tan sólo un hecho significativo que además es una coincidencia: Benet, al igual que los “venecianos”, había tenido como modelo, siempre confesado, nunca ocultado ni disimulado por él, a un autor extranjero, William Faulkner. (Marías, 1984: 53-54)<br />
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Marías insiste en la influencia del autor de Volverás a Región sobre los entonces jóvenes escritores que se reunían en torno al magisterio de Juan Benet, influencia alimentada además por el trato amistoso que mantenía con algunos de ellos. De hecho se llegó a hablar de la “generación Pisuerga”, por ser éste el nombre de la calle en donde vivía Benet en la que se reunían, entre otros, Eduardo Chamorro, Vicente Molina Foix, Félix de Azúa y Javier Marías.<br />
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Pero las verdaderas enseñanzas benetianas sólo pueden degustarse al leer pausadamente las obras del maestro. Entre las virtudes de la prosa de Benet Marías destacó en un artículo publicado en 1993:<br />
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la pura hipnosis del estilo, que es lo que hace pasar las páginas sin métodos fraudulentos ni recursos de barracón de feria; las ráfagas de un pensamiento inquietante que, si no irracional, no necesita exponer razones para afirmarse y persuadir en el momento de manifestarse; las descripciones exactas como un mapa o un cuadro, el largo aliento, el párrafo noble, el vigor de la prosa que obliga a leer conteniendo la respiración, y no precisamente porque el lector ansíe saber qué va a pasar o está ya pasando (lo que ansía es ver el paso); el pulso de la decadencia, del que no se le hablará, sino que uno sentirá palpitando; la representación de la espera, que es aquello en que consiste la vida de todos los hombres, su esencia. (Marías, 1993: 136-137)<br />
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La última serie de Literatura y fantasma, subtitulada “Dos despedidas”, incluye, por fin, dos importantes escritos. Por un lado, se ofrece el ensayo central de El monarca del tiempo y, por otro, la conferencia “Cabezas llenas”, leída en El Escorial en 1992 en el marco de las jornadas Locura y creación: un dilema no resuelto, la única pieza inédita de la recopilación. En este texto Marías se ocupa de la tradicional relación entre creación y locura pues ésta última parece servir para “dejar constancia de las facultades creativas o la artisticidad del sujeto”. El autor cree que si en algo se diferencian los escritores del resto de los mortales es en que aquellos tienen la cabeza llena de palabras, circunstancia que en la vida real da lugar a ciertas excentricidades, como en el caso de los grandes Shakespeare, Henry James, Joyce o Nabokov. El propio Marías recuenta después sus fobias y filias respecto a algunas palabras o expresiones. Otra sensación de locura “de carácter más narrativo” tiene que ver con el tipo de novela que es frecuente en Marías en la que no hay un continuum o relato lineal y, en cambio, está repleta de asociaciones o uniones de ideas que terminan entremezclándose entre sí. Así explica Javier Marías el sentido de su laberíntica prosa:<br />
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Pero hay otro tipo de novela o narración, en el que me temo que sí se inscriben las mías, que sí se demora, se detiene y divaga, abandona a unos personajes y se ocupa de otros, empieza a contar varias veces, o eso parece. Sin embargo, aquellos episodios o personajes que pueden tener la apariencia de lo anecdótico, a veces incluso como si se tratara de cuentos insertados, van creando entre sí (y esto es sólo una manera de hablar: los crea el autor sin duda alguna) unos vínculos o nexos subterráneos que acabarán por salir a la luz a medida que el libro avance, o a su conclusión. Esta creación de vínculos, que en mi caso no es preconcebida aunque sí deliberada, se produce gracias a lo que yo percibo (por eso estoy hablando de "sensaciones") como una facultad asociativa exacerbada, como una hipertrofia de la capacidad para ver la relación entre todas las cosas, para no ver nada fuera del extenso tejido que es el mundo -el mundo novelesco de cada novela, se entiende-. (Marías, 1992: 260-261)<br />
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2. El oficio de escribir<br />
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Javier Marías siempre ha reivindicado una visión lúdica de su actividad como escritor y se ha hecho eco en varias ocasiones de la frase de Stevenson “to play at home with paper like a child” (“la literatura tiene mucho de jugar en casa como un niño, con papel”) para definir su oficio. En el artículo “Hijos de jetas”, publicado en el 2001, el escritor hace referencia de este modo a su labor creadora:<br />
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Ya ven que, pese a mi edad, no he perdido enteramente la perspectiva salvaje: quizá por eso me he dedicado a escribir, algo que tiene siempre bastante de juego y poquísimo de deber. (Marías, 2001: 76-78)<br />
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La improvisación y la ausencia de objetivos también parecen ser dos constantes en su actividad creativa, como refleja en el artículo “Contar el misterio”, epílogo del volumen El hombre que parecía no querer nada:<br />
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En realidad me cuesta ver la literatura como una profesión o una tarea [...] Un escritor -o la menos el tipo de escritor que soy, o en que me voy convirtiendo- no tiene la menor certeza de que vaya a seguir escribiendo. No tengo un plan trazado ni he imaginado nunca una trayectoria con una meta, sino que siempre improviso, y cuando termino un libro no tengo la menor idea de cuándo vendrá el próximo ni de si habrá siguiente. (Marías, 1996:457)<br />
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Debe destacarse también aquí el ensayo “Siete razones para no escribir novelas y una sola para escribirlas” (1993) en el que el autor hace recuento de lo bueno y de lo malo que para él tiene el oficio de escribir. Marías cree que la escritura de novelas es una actividad vulgar, ya que hay demasiada gente que escribe y, por lo tanto, demasiadas novelas. Además escribirlas no tiene excesivo mérito, no da dinero, no otorga fama ni inmortalidad ni consigue halagar la vanidad del escribiente. Por si fuera poco, la última razón para no escribir novelas se relaciona con la soledad del escritor, el sufrimiento que supone la escritura y la angustia ante la página en blanco. Sin embargo, una sola parece reconfortar al escritor en la ardua tarea del novelar: la experiencia de vivir instalado en la ficción, que es el reino de lo que pudo ser y nunca fue y que llega a ser un “futuro posible” de la realidad. Así para nuestro escritor el verdadero novelista no refleja la realidad (esa es la labor del documentalista o del cronista) sino que se ocupa de la irrealidad, que es<br />
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lo que pudo darse y no se dio, lo contrario de los hechos, los acontecimientos, los datos y los sucesos, lo contrario de "lo que ocurre". (Marías, 1993:121).<br />
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3. La crítica<br />
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Un apartado merecen sin duda las manifestaciones de Javier Marías sobre la crítica literaria española. Como hizo Juan Benet en sus intervenciones y en sus ensayos, ha sido frecuente en el autor madrileño cierta tarea de desvalorización de la labor de los críticos e investigadores de la literatura en España. Más de una vez ha expresado el autor que «la crítica está en estado crítico» y también ha insistido en otras ocasiones en la escasa confianza que le merecen los juicios de la crítica universitaria y periodística. En el artículo titulado “Añoranza del árbitro” (1988), incluido en el recopilatorio Pasiones pasadas, el escritor se resiente de la carencia de verdaderos mediadores en las letras españolas, críticos que puedan permitirse dar sin reparos su opinión (por supuesto, siempre subjetiva) sobre las obras de las que se ocupan, algo que, según Marías, no le está permitido hacer al crítico tradicional:<br />
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el crítico, a diferencia tanto de los llamados autores o creadores como de los llamados lectores, espectadores o público, es una persona llena de escrúpulos y objeto de una auténtica maldición, a saber: su trabajo consiste en hacer aquello que justamente en ningún caso puede hacer con entera libertad y sinceridad: dar su opinión. (Marías, 1988:193)<br />
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Por su parte, en “En seis recomendaciones superficiales a los críticos jóvenes” (1990) Marías intenta prevenir a los aspirantes a críticos sobre los errores que echan por tierra el interés de la crítica española actual. Marías advierte contra el vicio de denominar “light” a la obra literaria por dudosos criterios que enuncia a continuación: el número de páginas, el lugar en donde transcurre la acción (sin percatarse de que en literatura sólo existe la “realidad literaria”), el material narrativo (sin prestar atención al tratamiento de ese material), la historia, las relaciones de una obra con otras obras y con la biografía del autor, la lección moral extraíble y el concepto de la literatura como “mentira” en vez de como “invención”.<br />
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Otros interesantes juicios de Marías sobre la situación actual de la literatura española y sus alrededores se encuentran en El destino de la literatura (1999), un volumen a cargo de Michael Pfeiffer compuesto de entrevistas con escritores consagrados de nuestras letras. Marías comenta en esta entrevista, por ejemplo, el carácter individualista de la última narrativa española:<br />
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En el fondo es una situación favorable; es mala para los profesores y críticos que tienen más dificultades a la hora de orientarse o la hora de hacer bloques. A veces leo resúmenes de la actual hora de la novela española, y leo que hay novelas de mujeres, de detectives etc... Enumeran en realidad tal cantidad de apartados que uno se pregunta qué sentido tienen. No han acotado realmente escuelas quizá porque es difícil, quizá porque en el fondo es imposible [...] Puede que estemos equivocados, pero un escritor difícilmente se reconoce a sí mismo cuando se ve envuelto o descrito en medio de un movimiento o de unas tendencias. (Pfeiffer, 1999: 114)<br />
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El actual mercado editorial, la misteriosa relación entre la ficción y la realidad y la decadente crítica académica son otros asuntos sobre los que reflexiona el autor en esta entrevista. En concreto, Marías reniega de la crítica “sociológica” en la que, en su opinión, se presta demasiada atención a factores externos al texto:<br />
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El escritor es tinta y papel; que sea carne y hueso durante un tiempo es puro accidente, y además pasajero (Íbid.108).<br />
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Sin embargo, al escritor le fascina indagar en las biografías de los escritores a los que admira. Su ejemplar Vidas escritas (1992) y su continua investigación sobre el malogrado escritor John Gawsworth, que ya se desarrolla en Todas las almas (1989), son dos ejemplos de las consumadas labores de Marías como biógrafo de otros autores, muy presentes, por cierto, en varias partes de Negra espalda del tiempo (1998).<br />
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También en 1999 el autor publicó en El País el artículo “La muy crítica crítica” en la que se atreve a formular las 17 reglas que deben guiar la relación entre escritores y críticos. El tono relajado del artículo pone en duda la pretendida seriedad del escrito: el autor parece jugar al equívoco o a la broma, pues en la última “regla” Marías se pregunta si un escritor “debe exponer reglas de juego entre críticos y criticados”.<br />
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En otro importante artículo que lleva por título “Las patas del perro” (1994) el autor achaca a los críticos su “miope” gusto por las narraciones unitarias. Marías señala que, a pesar de lo que afirman muchos<br />
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lo importante de una novela es su discurrir, no su fin ni tampoco lo que conduce en línea recta hasta ese fin. (Marías, 1994: 116).<br />
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Como lector y admirador de la prosa de Cervantes, Rabelais o Sterne también las narraciones de Marías se caracterizarán por sus divagaciones al margen del hilo central y por la aparición de personajes y episodios que se unen solapadamente al relato, al que por su parte enriquecen y a la vez constituyen (digamos que no habría verdadera narración sin ellos, o al menos aquella no sería la misma narración). Marías destaca también la importancia de los “detalles impertinentes”, aquellos que gracias a posteriores asociaciones y vínculos internos serán una especie de nódulos narrativos fundamentales en el relato.<br />
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Precisamente en la “Nota sobre el texto” de su elogiada traducción de Tristram Shandy de Laurence Sterne, Marías enumera, con su ironía habitual, algunas de las pérfidas costumbres del gremio de la crítica:<br />
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...la distancia temporal nos permite hacer con las obras de los antiguos cosas que nos parecerían intolerables en un libro de hoy (a saber: explicar lo que el autor, con sumo cuidado, procuró que fuera inexplicable; acabar con toda sutileza y toda ambigüedad; desterrar la arrogancia del escritor e introducir el servilismo más abyecto al lector; aventurar estúpidas hipótesis sobre misterios insolubles, etc...). (Marías, 1999: 44)<br />
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Incluso en sus ficciones Marías se ocupa de la crítica literaria española. En Mañana en la batalla piensa en mí, cuyo narrador protagonista es el “negro” de un negro, se alude en varias ocasiones a este denostado oficio por la pluma hiriente Javier Marías. Así ocurre cuando Víctor Francés se refiere a la actividad literaria de su amigo Ruibérriz de Torres:<br />
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como autor está olvidado excepto por los que llevan ya tiempo en la profesión y además no se enteran muy bien de los vuelcos y sustituciones, gente enquistada y poco atenta, funcionarios de la literatura, críticos vetustos, profesores rencorosos, académicos sesteantes y sensibles al halago y editores que ven en la perpetua queja de la insensibilidad lectora la justificación perfecta para holgazanear y no hacer nada, y eso en todas las sucesivas contemporaneidades. (Marías, 1994: 122)<br />
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Termino este apartado con unas palabras del escritor Eduardo Mendoza que suponen, en este contexto, una especie de ajuste de cuentas entre lo dicho por el escritor y la actitud de la crítica española con relación a sus trabajos. Con motivo de la publicación de Negra espalda del tiempo, Mendoza destaca, por un lado, la importancia de nuestro autor en la nueva narrativa española y, por otro, la escasa atención crítica que despierta el autor entre los profesionales de la literatura en España, algo que sería impensable en otros países europeos en los que Marías es, por cierto, profundamente admirado:<br />
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... sobre Javier Marías sólo se emiten opiniones personales: opiniones positivas o negativas pero siempre personales tanto de quien las expresa como con respecto al propio Marías [...] los tratados de literatura contemporánea lo sortean o lo despachan sin entrar en materia. Con los críticos, la cosa aún es peor: con las salvedades de rigor, no tanto su persona ni sus obras como su personalidad literaria parecen provocarles un rechazo desmedido. No creo que sea fútil preguntarse el porqué. (Mendoza, 1998: 40)<br />
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4. Escritura y vida<br />
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El escritor feliz (al que no debe confundirse con el escritor satisfecho y menos aún con el escritor soberbio y pagado de sí mismo) es aquel que logra deber su literatura exclusivamente a la propia literatura, o, dicho de otro modo, el que a lo largo de toda su trayectoria consigue mantener una idea muy clara de “lo literario” y lo sabe separar de su vida. Es el que, de hecho, no puede padecer la vida porque aprende a someterla. (Marías, 1988: 87)<br />
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Estas palabras del escritor, extraídas del ya mencionado artículo "Retrato imaginario del artista en casa”, no pueden aplicarse, sin embargo, al caso de Javier Marías una vez avanzada su trayectoria literaria, en concreto, desde la publicación de Todas las almas en 1989. El narrador de esta novela, un profesor español que cuenta la experiencia de su estancia en Oxford, fue rápidamente identificado con el propio Javier Marías, quien también había ejercido la docencia en un college oxoniense unos años antes. Por un lado, el empleo de la primera persona narrativa, que ya será un rasgo definitorio de su estilo literario y, por otro, el hecho de que Marías había contado como propias experiencias que luego son pasadas por el tamiz ficcional, llevaron a que lectores y crítica consideraran Todas las almas un ejemplar bien acabado de novela autoficcional.<br />
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Dos años antes de publicarse esta novela, el autor escribe el artículo “Autobiografía y ficción” en el que opina sobre la entrada de lo autobiográfico en la literatura. Encontramos en estas páginas una clave de lo que será su forma de ficcionalizar el material real y autobiográfico de sus siguientes novelas, al modo, como él dice, de Marguerite Duras, Thomas Bernhard o Félix de Azúa:<br />
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el autor presenta su obra como obra de ficción, o al menos no indica que no lo sea; es decir, en ningún momento se dice o se advierte que se trate de un texto autobiográfico o basado en hechos "verídicos" o "verdaderos" o "no inventados". Sin embargo, la obra en cuestión tiene todo el aspecto de una confesión, y además recuerda claramente al autor, sobre el cual solemos tener alguna información, sea en el propio libro, sea fuera de él [...] creo que es en esta delicadísima fórmula donde se encuentra la posibilidad de acometer la empresa que, como antes dije, cada vez me tienta e interesa más a pesar de mis comienzos y de mi novela primera, que la eludió tan tajantemente: abordar el campo autobiográfico, pero sólo como ficción. (Marías, 1987: 68-69)<br />
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Por su parte, en el artículo “Quién escribe” (1989) Marías se ocupa de la errónea identificación de narrador/autor de Todas las almas, así como en Negra espalda del tiempo, texto que se origina a partir de la entrada de esta novela en la vida real del escritor. En este trabajo, en el que la voz narradora se presenta con el nombre de Javier Marías, el autor comienza su discurso ocupándose precisamente de los mal trazados límites entre realidad y ficción:<br />
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Creo no haber confundido todavía nunca la ficción con la realidad, aunque sí las he mezclado en más de una ocasión como todo el mundo, no sólo los escritores sino cuantos han relatado algo desde que empezó nuestro conocido tiempo, y en este tiempo conocido nadie ha hecho otra cosa que contar y contar, o preparar y meditar su cuento, o maquinarlo. (Marías, 1998:9)<br />
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Por fin, otro de los aspectos sobre los que el autor ha tratado ampliamente en sus escritos se refiere a la influencia de la actividad de escribir en el acontecer vital del autor. En el artículo “Contagio” (1988) Marías afirma que el escritor lleva a cabo continuamente una selección de la vida:<br />
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Escribir novelas es la asunción de una anomalía. Publicarlas es el intento de imponer a otros esa anomalía. El novelista tiene la visión deformada, también la lengua, quizá el gusto. Pero no es sólo eso: se ha dicho muchas veces que quien vive no escribe, quien escribe no vive. Creo más bien que quien escribe lleva a cabo continuamente una selección de la vida. Elige lo que le interesa vivir, y por tanto elige su propia muerte. (Marías, 1988: 43-44)<br />
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En “La dificultad de perder la juventud” Marías cuenta cómo ha apreciado en su vida el paso del tiempo, especialmente tras la publicación de Los dominios del lobo cuando se convirtió en “joven escritor", etiqueta que le ha seguido acompañando en su bien entrada madurez. Marías a los treinta y siete años ya ha sentido el paso del tiempo atravesando su juventud y definiendo su vida hasta situarle en el otro espacio del tiempo, el de lo que ya ha transcurrido y es pasado:<br />
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Cuando yo escribí y publiqué Los dominios del lobo y puse y vi mi nombre en letras de imprenta junto a ese título, hubo constancia de que lo había hecho, y, por así decir, empecé a sepultarme o empecé a contemplar mi espalda. (Marías, 1989: 229)<br />
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La tarea de la escritura para Javier Marías supone instalarse en el reino de lo que pudo ser, que es la ficción, para muchas veces entender lo que sucede en este mundo de lo real en el que las cosas y los hechos parecen incompletos o inexplicables. Al inventar, el escritor crea o mejora la realidad palpable, al menos destaca esas zonas de incertidumbre que rodean al ser humano. Además, “vivir” en la ficción supone disfrutar de otra dimensión del tiempo, tal vez burlarse de lo que es simplemente anacrónico. Así lo explicaba el autor en una reciente entrevista concedida a la profesora Pittarello:<br />
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He descubierto que no solamente en la ficción se descansa, sino que empieza a parecerme un poco imprescindible para la vida. […] Puedo vivir sin escribir perfectamente. Lo que quizá empiezo a descubrir es que me resulta mucho más desagradable vivir sólo en el mundo de lo real. No tanto el hecho de escribir, no me considero tampoco de los escritores que necesitan escribir a diario. Pero sí tener esa otra dimensión, también fantasmagórica en el fondo, en la cual uno se siente más cómodo, en la cual se puede perder el tiempo, en la cual el tiempo cuenta de manera completamente distinta al tiempo de la realidad. (Pittarello, 2005:74)<br />
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS<br />
<br />
El destino de la literatura, Michael Pfeiffer, ed., Barcelona: El Acantilado, 1999.<br />
<br />
MARÍAS, Javier: “Desde una novela no necesariamente castiza” (1984), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp. 45-61.<br />
<br />
“Autobiografía y ficción” (1987), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp. 62-69.<br />
<br />
______ “Contagio” (1988), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp.43-44.<br />
<br />
______ “Retrato imaginario del artista en casa” (1988), Pasiones pasadas, Madrid, Alfaguara, 1999, pp.85-89.<br />
<br />
______ “La dificultad de perder la juventud” (1989), Pasiones pasadas, Madrid: Alfaguara, 1999, pp.221-237.<br />
<br />
______“Añoranza del árbitro» (1988), Pasiones pasadas, Madrid: Alfaguara, 1999, pp.191-196.<br />
<br />
______ “Errar con brújula” (1992), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp.91-93.<br />
<br />
______ “Siete razones para no escribir novelas y una sola para escribirlas” (1993), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp.117-122.<br />
<br />
______ “Cabezas llenas” (1992), Literatura y fantasma, Madrid, Siruela, 1993, pp. 249-263.<br />
<br />
______ “Una invitación” (1993), Literatura y fantasma, Madrid: Siruela, 1993, pp.133-137.<br />
<br />
______ Mañana en la batalla piensa en mí, Barcelona: Anagrama, 1994.<br />
<br />
______ “Las patas del perro” (1994), Vida del fantasma, Madrid: El País-Aguilar, 1995, pp.112-116.<br />
<br />
______ El hombre que parecía no querer nada, Madrid: Espasa-Calpe, 1996.<br />
<br />
______ Negra espalda del tiempo, Madrid: Alfaguara, 1998.<br />
<br />
______ “La muy crítica crítica”, El País, 2/10/1999, pp.17-18.<br />
<br />
______ “Hijos de jetas”, Harán de mí un criminal, Alfaguara, Madrid, 2001, pp. 76-78.<br />
<br />
MENDOZA, Eduardo: “El extraño caso de Javier Marías”, El País, 18/11/1998, p.40.<br />
<br />
PITTARELLO, Elide: Entrevistos, RqueR editorial, Barcelona, 2005<br />
<br />
STERNE, Laurence, La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy. Los sermones de Mr Yorick, traducción y notas de Javier Marías, Madrid: Alfaguara, 1999.<br />
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© Sandra Navarro Gil 2007Javierhttp://www.blogger.com/profile/06429278811782654714noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6553628556761662644.post-79856555560351238412009-06-29T19:19:00.001+02:002009-06-29T19:19:58.169+02:00Un libro para el comercio en internet, gratis<div align="justify"><p class="entry">La Asociación Española de Comercio Electrónico y Marketing Relacional, <a href="http://www.aecem.org/" target="_blank">AECEM</a> pone a disposición de todas las pymes el <strong>Libro Blanco del Comercio Electrónico </strong>a coste cero, mediante descarga gratuita.<br />
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